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LA VIDA PLENA EN CRISTO

INTRODUCCIÓN.-

Nadie podrá decir que los cristianos actuales estemos hambrientos.- Mediante los paternales cuidados de fieles servidores de Dios, somos alimentados, instruidos, alentados, estimulados, nutridos y mimados.- Una multitud de sermones, revistas, himnos, mensajes, libros, reuniones y conferencias de carácter religioso se hallan al alcance de la mano.- sin embargo hemos de admitir, honestamente, que todo esto produce poco efecto, por no decir ninguno, en nuestra forma de ser y vivir.- ¿Nos preguntamos porque?.-
Si analizamos a fondo la cuestión, la mayoría de nosotros descubriremos que nos hemos encandilado en una falaz dicotomía. Hemos seccionado nuestras actividades en dos partes, depositándolas en dos compartimentos distintos, hábilmente adornados.- En el uno alojamos nuestras prácticas religiosas  -a saber-, lo que creemos: las más poderosas doctrinas; lo que cantamos: los himnos más sublimes y conmovedores que jamás se hayan escrito; lo que oramos: sucesos tan maravillosos que hubieran puesto a prueba la fe del mismísimo apóstol Pablo; y lo que argumentalmente defendemos: principios tan maravillosos, que si viviéramos en ellos producirían en nosotros una verdadera revolución espiritual.-
En el otro compartimiento albergamos el resto: nuestro mundo de valores seculares.- Abarca el uso que hacemos de nuestro tiempo libre; las cosas que realizamos para impresionar a los que nos rodean; nuestra actitud hacia nuestros compañeros de trabajo, sean mejores o peores que nosotros; y otras muchas cosas por el estilo, como la forma en que obtenemos nuestro dinero y como lo usamos.-
Mantenemos estas dos clases de actividad estrictamente separadas, y adoptando esta suerte de dicotomía práctica, desarrollamos una especie de esquizofrenia espiritual. Y además como es común en los que se hallan afectados por la indicada enfermedad, no reconocemos nuestra condición.- No podemos apreciar que conceptos como dedicación, consagración, entrega, avivamiento, vida de fe ardiente, se han envilecido en nosotros; han perdido todo su poder para movernos.-
Y esta dicotomía evangélica ha producido resultados mucho más serios de lo que estamos dispuestos a admitir. Ha dado como resultado una casta de hombres con los cuales es casi imposible hacer nada en el orden espiritual.-
Alguien escribió: “El Cristianismo Evangélico, tal y como se lo entiende hoy en día..., produce algunos cristianos verdaderos... Pero el clima espiritual en que nacen algunos cristianos no los favorece para un clima espiritual vigoroso. Realmente la totalidad del mundo evangélico se está descarrilando en una atmósfera muy poco favorable para un cristianismo sano. Y conste que no nos referimos al modernismo, sino más bien a esta multitud de creyentes en la inspiración y autoridad de la Biblia que adoptan el nombre de ortodoxos”.-
“Debemos enfrentarnos a esta realidad: nuestro nivel de espiritualidad es bajo.- Nos hemos ido autolimitando hasta el punto de que el incentivo de alcanzar objetivos espirituales más elevados ha desaparecido por entero. Extensos e influyentes sectores del cristianismo fundamentalista se han dejado arrastrar por prácticas totalmente anti-escriturales, cosa totalmente injustificable a la luz de la verdad histórica del Cristianismo, y altamente dañino para la vida interior de cada cristiano. Se ha imitado al mundo, se ha buscado el favor popular, se han fabricado diversiones para reemplazar el gozo del Señor, y se ha producido un poder sintético de baratija para sustituir la obra real y eficaz del Espíritu Santo.- La luciérnaga ha tomado el lugar de la zarza ardiente y un menguado centelleo de cristianismo ha sustituido el fuego de Pentecostés”.-
La triste realidad es que hoy día no estamos obteniendo santos. Estamos produciendo conversos a un cristianismo debilitado y estéril que guarda muy poca relación con aquel del Nuevo Testamento. El término medio de los llamados cristianos bíblicos de nuestros días no son más que una miserable parodia de la verdadera santidad. Incluso se gasta mucho dinero tratando de organizar movimientos que perpetúen esta degenerada forma de religión, y atacamos sin piedad a cualquier hombre que se atreva a criticarla”.-
En muchos lugares se encuentran personas que están muy al corriente de esta dicotomía, esta disgregación de los valores cristianos en dos niveles distintos. Algunos se han convertido a causa de ella en ateos o agnósticos, otros se han hundido en el pantano de la indiferencia. Muchos cristianos (incluyendo personas de ministerio) admiten que lo que profesan creer, tiene muy poco impacto práctico en sus vidas, tanto públicas como privadas.-
Puede que algunos de los que leéis estas líneas estéis tan ansiosos de alcanzar la perfección en Cristo que haríais casi cualquier cosa para poder alcanzarla, pero no cualquier cosa, sin el casi. Se conocen personas que saben mucho de la Biblia académicamente hablando con cargos altos en las iglesias, pero cuando se enfrentan con el mensaje de una vida cristiana real, neotestamentaria, tienen que admitir que sus acciones se desarrollan con muy poco conocimiento interno de la realidad de DIOS. Anhelan una nueva experiencia cristiana, a su modo, que les resulte satisfactoria.-
¿Es posible acabar con esta dicotomía, curar esta suerte de esquizofrenia espiritual? ¿Puede Cristo transformar nuestra vida de tal forma que podamos aumentar día a día en su firmeza?. La respuesta es afirmativa. No podemos ofrecer una fórmula instantánea que produzca este resultado; lo único que podemos ofrecer es nada más que a Cristo, pero nada menos tampoco. Él puede obrar esta transformación. Muchos lo hemos visto con nuestros propios ojos en hombres y mujeres de todo el mundo. Nuestro mayor aliento ha sido cómo las vidas de seres humanos han sido transformadas por la plenitud de Cristo. Él posee la pauta y la bandera para todos los que, enfrentándose a su miseria espiritual, han roto con la doble vida y han sido transformados por el poder de Dios. Y si esto ha sucedido a otros, puede también sucederte a ti que lees estas líneas. No se trata de una vida de utópica perfección, sino de una vida de realidades. No significa que ya nunca más vamos a pecar, sino más bien que sabremos cómo actuar cuando pecamos.-
Estas líneas pueden ser de ayuda para enervar el hambre espiritual, pero afirmamos que únicamente el propio cristiano puede satisfacer esta su hambre. Rogamos a Dios para que ellas consigan su propósito.-




CAPITULO UNO (1)

HAMBRE DE DIOS

“El que dice que está en Él, debe andar como Él anduvo” (1 Juan 2:6).-
Meditemos en estas palabras del apóstol Juan.- ¿Cómo dice que deberíamos andar? Cualquiera que pretende llamarse discípulo de Cristo, “debe andar”, ¿cómo? “como Él anduvo”. Sin lugar a dudas, la voluntad de Dios para con cada uno de nosotros es que vivamos como Cristo vivió.- Y esto no es una simple teoría, no es una frase bonita con la cual podamos halagarnos o sobre la cual podamos lucir nuestras habilidades literarias escribiendo, sino que es algo positivo y práctico.- ¿Puede existir algo más real y contundente que esta verdad para nuestras vidas faltas de testimonio y de cristianismo vital?
Sucede la mayoría de las veces –como dijo Él- que los hijos de este Siglo son más sagaces que los hijos de Luz. Un escritor agnóstico H.G. Wells, en su obra titulada “History of Civilization” escribió: “Poco tiempo después de la muerte de Cristo, los que decían seguirle y ser sus discípulos, habían abandonado ya por completo la práctica de sus revolucionarias doctrinas”.
Revolucionarias es la palabra exacta que este hombre utiliza. ¡Y con cuanta razón!. La Iglesia ha progresado en sus estructuras y aparato externo, pero ha olvidado el corazón de la enseñanza de Cristo, Este es el hecho que nos sitúa, debemos de confesarlo, camino del agnosticismo.-
Hoy en día es fácil encontrar muchos más evangélicos de “boca” que de “hechos”.- Visitando seminarios de instituciones cristianas, encontramos muchos maestros, muchos oradores, muchos habladores, pero ¡cuán poco hacedores! Este hecho no pasa desapercibido a muchas personas; y gran número de jóvenes caen, como resultado, en la desilusión. Si hemos de ser sinceros, tendremos que reconocer que muchos de los jóvenes de hoy, que crecen y se desarrollan en círculos evangélicos, abandonan la fe antes de los veinticinco (25) años. Nos preguntamos por que y nos contentamos respondiendo: “Es cosa de los postreros tiempos”, sin pensar que posiblemente exista algún equívoco básico en las vidas de los que son considerados como respetables figuras en la Iglesia.-
Nos gustaría poder solucionar la cuestión diciendo: “Esto es falta de enseñanza bíblica, falta de adoctrinamiento”.- No es así. Jamás en la historia ha habido tantas conferencias bíblicas, tantos programas de radio con estudios bíblicos, ni tantos libros de consulta.- En lengua inglesa existen más de un millar de comentarios de las epístolas paulinas. Y no sólo esto, sino que hay excelentes grabaciones de estudios bíblicos. Los mejores profesores del mundo pueden estar en nuestras casas, a nuestra disposición, con sólo apretar un botón o mover una perilla. Podemos obtener los mejores estudios exegéticos sin tener siquiera que acudir a un seminario o a la Iglesia. ¿Y que se ha conseguido con ello?. Tenemos al alcance de la mano todas las oportunidades posibles para aprender más y más de la vida y obra de Pablo, pero ¿dónde están los Pablos del siglo veintiuno?  ¿Dónde están los hombres y mujeres preparados como Él y sus compañeros, dispuestos a afrontar el frío y el calor, los naufragios y los salteadores de caminos por amor del evangelio, burlándose de los latigazos que rasgaban sus espaldas desnudas? ¿Dónde están estos hombres en nuestra generación? Tenemos, sí, muchos hombres de Dios sinceros, y muchos predicadores admirables. Pero ¿donde están los que puedan decir, al igual que el apóstol, que por tres años han estado sin cesar amonestando a hombres y mujeres, día y noche, con lágrimas en los ojos? ¿Dónde?. La causa está en que hemos separado nuestra teología de nuestra forma de vivir, situándolas en dos esferas distintas.-
Pablo no actuó jamás de esta forma. Deseó servir al Señor por encima de todas las cosas, igual que nosotros lo deseamos también. Pero existe una diferencia, nosotros decimos “Estoy dispuesto a servir al Señor, si encuentro lugar apropiado para mí en Su Obra”. Existen cristianos con frustraciones de todos los tipos y clases, que siguen buscando durante años y años su lugar adecuado en la Obra de Dios. Pero Dios está mucho más interesado en que encontremos nuestro lugar apropiado en Cristo, que en Su Obra. Lo importante no es dónde vayamos o que hagamos, sino más bien con que tenacidad deseamos hacerla. Podemos ir más allá de la cortina de hierro o a la próxima esquina. Doquiera que vayamos a evangelizar, podemos considerarnos verdaderos discípulos suyos, esto es magnífico; pero ¿con que fuerza y vigor lo hacemos?.-
Echemos una mirada a la vida de Pablo y comparémosla con la nuestra.- En:
Hechos 20:19 Leemos: “sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos”. “Y como nada que fuese útil –dice- he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas”.- Fijémonos en estas palabras: “con toda humildad”. No dice el apóstol “sirviendo al Señor con admirable oratoria, distribuyendo literatura, con enormes campañas evangelísticas; trabajando lejos, como al otro lado de la cortina de hierro, los países comunistas, ni con grandes hazañas en Turquía o en la India”. Simplemente afirma que sirvió al Señor con muchas pruebas y lágrimas. El discipulado cristiano es, ante todo, un algo del corazón; y lo es en cualquier lugar. Si el corazón no es recto, todo lo demás que podamos hacer es equivocado. Nuestros corazones deben ser movidos, como lo era el de Pablo, por una profunda necesidad y hambre de Dios.-
El hambre de Dios es la señal inequívoca del verdadero discipulado. El hambre de Dios me demuestra que soy hijo suyo, y que Él está actuando en mí. No es lo que yo haga para Dios lo que me indica si soy realmente un discípulo suyo. No es el haber cumplimentado literalmente los requerimientos del Sermón del Monte, o sobre la base de ciertos credos o máximas; como tampoco el haber vivido con dificultades o haber dormido en el suelo. Nada de esto prueba un verdadero discipulado. La razón por la que estamos convencidos de que somos un discípulo de Dios es porque somos concientes de este deseo intenso e insaciable que hay dentro de nosotros que nos empuja a querer más y más del Señor de Gloria ¿Es esta tu experiencia?. Si lo es, podemos asegurarte que aunque tengas fracasos, aunque hayas errado muchas veces y cometido equivocaciones, por encima de todo, si posees esta hambre y sed de Dios, si estás buscando una comunión más y más intensa con el Creador, si tu deseo es conocerle más y más intensamente, andar con Él y respirar su aliento, podemos asegurarte que habrás empezado el camino del verdadero discipulado.-
David fue uno de los hombres del Antiguo Testamento del cual se dice que conoció a Dios y anduvo con Él. Sin embargo ¿Qué podría decir Dios mismo de él? “¿David? ¡Oh!, David fue un hombre que vivió en la pureza todos los días de su vida”. ¿Podría Dios afirmar esto de David? – “David fue siempre un pilar de fortaleza”,  ¿Podría sostener esta afirmación?. No; de David Dios afirma simplemente que era un hombre “conforme a su corazón”. Como podemos ver a través de sus Salmos, David era un hombre que tenía un corazón para Dios; sentía hambre y sed de Dios.- “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo”, decía. Por encima de todos sus fracasos, a pesar de sus caídas, a pesar de haberse apartado del camino recto, tenía hambre y sed de Dios.-
El salmista pudo cantar: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti Oh Dios el alma mía” Si estudiamos la historia de la Iglesia volviendo páginas atrás, desde nuestros días hasta el primer siglo, doquiera nos encontremos con esta gran realidad: la característica básica de un verdadero discipulado ha sido en todo momento hambre y sed de un mayor conocimiento de Dios y de su justicia.-
Fijémonos cómo este hombre “conforme al corazón de Dios” se expresa en el Salmo treinta y cuatro (34). Fácilmente descubrimos que alaba a Dios por todas las experiencias de su vida que han tenido lugar en el y con el. “Bendeciré a El Señor Dios en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. En El Señor Dios se gloriará mi alma; lo oirán los mansos y se alegrarán. Engrandeced a El Señor Dios conmigo, y exaltemos a una su nombre. Busqué a El Señor Dios, y él me oyó, y me libró de todos mis temores” (vers.1-4).-
Fijémonos en el vers. Diez (10): “Los leoncillos necesitan y tienen hambre; pero los que buscan a El Señor Dios no tendrán falta de ningún bien” Los que buscan a El Señor Dios, Buscar a El Señor Dios, tener hambre de él, alabarle sin cesar,  éstos son los distintivos de un verdadero discípulo, éstas son las marcas de un seguidor de Jesús.-
¿Quién es, pues, el hombre o mujer que busca a Dios? ¿Quién el que desea realmente tener una comunión íntima con él?. Las apariencias engañan. No es el más inteligente, no es el que sobresale con fastuosas oraciones públicas o predicaciones vigorosas y elocuentes. No es el que puede contestar todas las cuestiones teológicas. Ni siquiera aquel que ha vendido todo lo que poseía entregando sus bienes a Dios, despojándose –como se dice- de su propia camisa en un acto de “verdadero discipulado”. Estas cosas de por sí, no nos acercan más a Dios. Dios está cercano –nos dice la Escritura- de “los quebrantados de corazón, y salva a los contritos de espíritu”. Dios desea acudir al hombre que, reconociendo todos sus fracasos, sus pocas aptitudes, su insuficiencia, lo deposita todo al pie de la Cruz y clama: “Dios, ten misericordia de mi, pecador”. Ningún descubrimiento nos ha producido tanto aliento como este.-
Recordemos la historia de los dos hombres que subieron al templo a orar. El uno se puso frente al altar y, alzándose sobre sus “puntillas espirituales”, exclamó: “Dios, te doy gracias que no soy como los otros hombres”. Probablemente al decir esto pensó en ricos egoístas como aquel joven que tuvo que volverse entristecido de Cristo, porque tenía muchas posesiones y no quería sacrificar nada. “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás”. Claro, ¡ningún Fariseo haría tal cosa de retener sus bienes para sí! . Quizá fue más lejos en sus pensamientos y se imaginó que aquel joven rico jamás había estado en una “Campaña Farisea”, “Gracias Señor – se diría-, porque yo no soy así.” Después, se sacó de la manga una larga oración que había aprendido en la Escuela Bíblica Farisea, ajustó con elegancia el micrófono a la medida de su talla y empezó a orar, consigo mismo, pero perecía que se dirigía a Dios.- ¿Y qué del otro hombre un poco distanciado de él?. Este simplemente inclinó su cabeza humildemente y, golpeando su pecho, exclamó: “Dios, ten misericordia de mi, pecador”.-
Decidme: ¿A cual de los dos hombres atendió Dios? ¿Al gran orador teológico, emitiendo palabras rutinarias y carentes de significado? ¿Fue, acaso, él quien salió justificado y bendecido? Sabemos que no. Vestido como iba con sus vestiduras de propia rectitud y autosuficiencia, no pudo alcanzar la bendición y la justificación divina. Dios descendió hasta el otro hombre, que acudió con corazón quebrantado y espíritu contrito.- Oyó su ruego: “Señor, Tú sabes que estoy hecho un fracasado. Tu sabes que estoy hecho una miseria. Tu sabes que no me valgo para nada. ¡Soy un pecador! ¡Ten misericordia de mí” Este hombre se arrepintió de corazón, y Dios le justificó. No sabemos cómo explicar esto; ni creemos que sea necesario. Pero se puede decir con toda sinceridad que esta es una de las causas por las que creemos firmemente en la Biblia.  Ningún hombre hubiera podido imaginar tal historia. Es totalmente contraria al pensamiento humano. Pero nos muestra el corazón de Dios.-
Aparte del Cristianismo, todas las demás religiones ofrecen una reciprocidad entre las acciones y las recompensas. Haz esto y obtendrás aquello. La mente humana fácilmente concluiría que si somos buenos discípulos, viviendo según las reglas del Sermón del Monte, si organizamos más cosas y repartimos folletos, y quizá si limpiamos los zapatos de nuestros hermanos en la fe para mostrar lo humildes que somos, entonces seremos recompensados con grandes bendiciones. Pero las bendiciones vienen únicamente con la teología divina, no según la humana. Si somos sinceros, reconoceremos que nunca limpiamos los zapatos de nadie sin que falsos e interesados motivos nos induzcan a ello. Nunca distribuimos tratados sin alentar en lo íntimo ambiciones personales de éxito para la obra a la que estamos afiliados. Pablo, escribiendo a los Gálatas, les pregunta: “¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” Y muchos parecen hacerlo así. Dicen: “Soy salvo por gracia, pero ahora, en mi vida cristiana, quiero seguir mi propio camino” Grave error. Sois salvos por gracia, y por gracia debéis desarrollar vuestro servicio; no hay otra forma. El Señor está cercano, no de los que obtienen grandes éxitos, sino de los corazones quebrantados. No salva a los activos y serviciales y se desplazan cuellierguidos pensando que son especiales, sino a los que se allegan a Él con espíritu contrito y humillado.-
Pon tu delicia en el Señor Dios –dice el salmista- y él te concederá las peticiones de tu corazón” Salmo 37.- La razón por la que tantas veces fracasamos intentado buscar la voluntad de Dios, es porque nos deleitamos en otras cosas. A todos los que estamos comprometidos en el evangelismo se nos presenta la tentación de deleitarnos en la “aventura” que su realización nos ofrece. También hay el deleite de la comunión fraternar en el evangelio y del gozo y entusiasmo que compartimos con nuestros compañeros. Queremos decir lo siguiente: Si nos estamos deleitando en cualquier tipo de trabajo para El Señor, o cualquier clase de organización, permítasenos declarar que tarde o temprano el desaliento acabará con nosotros. Hemos encontrado muchísimos cristianos que se deleitan en este o aquel movimiento, en esta o aquella organización. Pero nuestro Dios es un Dios celoso. No comparte su honor y gloria con ninguna organización, personalidad o Movimiento alguno, por espirituales que sean. Y esto queda muy claro en Juan 5:44, cuando Jesús dice a sus discípulos:    
“¿Como podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros y no buscáis la gloria que sólo de Dios viene?” ¿Cómo podéis creer? Profesamos creer en Dios y confiar en El en las grandes empresas: Que salgan obreros, que provea para las finanzas, que haya conversiones y que los cristianos puedan vivir una vida victoriosa. Pero Dios sigue diciéndonos: “¿Cómo podéis creer si recibís la gloria los unos de los otros?”.- Mientras no busquemos más que nuestra propia gloria, o tratemos de llevar adelante nuestras actividades en beneficio o prestigio de cualquier Movimiento o predicador determinado, estamos alimentando vanagloria humana.- La señal de un verdadero discipulado es el hambre de Dios. El verdadero discípulo busca la gloria que viene, no de los hombres, sino de Dios. Después de realizar el trabajo, se complace en oír a Dios decir: “Bien, buen siervo y fiel”.- Día tras día vive para Dios y para alabarle, anhelando su presencia al igual que el ciervo anhela y brama por las corrientes de las aguas.-
“Pon asimismo tu deleite en El Señor Dios y él te concederá las peticiones de tu corazón”. A pesar de nuestras flaquezas, estoy convencido de que existen hoy en día muchos hombres y mujeres que sienten hambre y sed de Dios. Alentad esta hambre, dejad que crezca más y más en vuestro corazón, porque esto es lo que Dios desea. Hay algo que queda muy claro en su Palabra, y es que Él, desea la totalidad de nuestro ser.- Estamos tan ocupados trabajando para el Señor, solucionando nuestros problemas, predicando, dirigiendo grupos de estudio, incluso a veces trabajando entre bastidores, que nuestra actividad en estas cosas nos roba todas nuestras energías.- No debemos enzarzarnos de tal forma en nuestro trabajo, aunque se trate de actividades cristianas, que perdamos la visión de Dios. El está siempre cerca de nosotros intentando decirnos: “Hijo mío, descansa un poco y ven conmigo”.- Pero nosotros desatendemos su ruego contestando: “Señor, ya ves lo ocupado que estoy” y proseguimos nuestro camino.-
Pero Dios nos dice:”Estaos quietos y conoced que yo soy Dios”.- El único medio para obtener el poder y los recursos necesarios para nuestras actividades cotidianas es estar quietos delante de Dios. Encontrad tiempo para poder estar con El, aprended a deleitaros en El, sentid el hambre de estar en comunión con El, Sin estos requisitos, todo vuestro trabajo será en vano; con ellos, vuestras peticiones serán concedidas y vuestro discipulado glorificará a Dios.-
Nuestra situación actual ha sido escrita en forma muy real con las siguientes palabras: “En esta era de oscuridad universal surge un faro alentador: dentro del redil de los cristianos conservadores se puede encontrar un grupo que va en aumento, de personas cuya vida religiosa está caracterizada por una creciente hambre de Dios. Están ávidos de realidades espirituales, y no serán conmovidos con palabras, ni satisfechos con interpretaciones más o menos correctas de la verdad. Están sedientos de Dios, y no cejarán hasta que puedan calmar totalmente su sed en la Fuente de Aguas de Vida. Este es el único presagio de esperanza que he podido divisar en el horizonte del mundo religioso de nuestros días”
Un sinfín de cosas han cegado nuestros ojos. Una multitud de convenciones teológicas y superficialidades religiosas han establecido una dicotomía entre la teoría de Dios y un conocimiento vivo de El. Pero todavía hay esperanza si hay tan sólo unos pocos que tengan hambre de Dios. Algunos que se alisten en la lucha de los que anhelan conocer y encontrarse con Dios. Esto es lo único que cuenta; el único eslabón que no podrá ser tergiversado por la autosuficiencia y estupidez de los hombres. Nuestros lazos no están atados a ninguna organización de los hombres, sino al Dios viviente. Acudiendo humildes junto a su cruz, aprenderemos la realidad de su poder, de su fortaleza y de su resurrección. La señal de un verdadero discípulo estriba, por encima de todo, en su hambre y sed de Dios. Jesús dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”.-    








CAPITULO II

LA LETANIA DE LA HUMILDAD.-

La palabra “letanía” es utilizada por la Iglesia Católica Romana, y algunas otras sociedades religiosas para expresar la idea de una oración modelo formalizada.- Vamos a echa un vistazo a una oración de esta clase, compuesta por un católico romano.- Estamos totalmente convencidos de que podemos aprender muchas cosas de católicos devotos. A causa del poder del Evangelio y de la presencia viva de Nuestro Señor Jesucristo, hay hombres y mujeres dentro de las iglesias muertas que conocen a Cristo teniendo una revelación de Él.- Ignoramos el nombre del santo autor que escribió esta oración, pero nos habla de una vida muy cerca del Señor. Y creo que puede calar muy dentro de nuestros corazones.- Dice así:
“Oh Jesús, con mansedumbre y humildad de corazón, escúchame. Líbrame, Señor Jesús:
del deseo de ser estimado,
del deseo de ser amado,
del deseo de ser ensalzado,
del deseo de ser honrado,
del deseo de ser alabado,
del deseo de ser preferido a otros,
del deseo de ser consultado,
del deseo de ser aprobado,
del temor de ser humillado,
del temor de ser despreciado,
del temor de sufrir reproches,
del temor de ser olvidado,
del temor de ser ridiculizado,
del temor de ser injuriado,
del temor de ser tenido por sospechoso,
Y dame, Jesús la gracia de desear:
Que otros puedan recibir más amor que yo,
Que otros puedan ser más estimados que yo,
Que en la opinión del mundo otros puedan aumentar y yo disminuir,
Que otros puedan ser escogidos y yo desechado,
Que otros puedan ser alabados y yo desestimado,
Que otros puedan ser preferidos a mí en todo,
Que otros puedan ser más santos que yo.-
Y ayúdame, Señor, para que yo pueda ser todo lo santo que debería ser, para asegurar el calor de tu rostro y tu ternura en mi corazón”.- Amén

Si nuestra oración todos los días pidiera algo semejante, estamos seguros de que el Espíritu Santo obrará cosas maravillosas en cada vida.- Y esto es lo más importante que debemos procurar.- Hay una cosa que nos preocupa y nos concierne como lideres.- Esta es que no nos convierta en máquinas evangélicas, enrolando gente en un cursillo de instrucción para convertirlos después en autómatas, meros conocedores del arte de vender libros, de dirigir reuniones, de proyectar películas y de presentar el evangelio a hombres y mujeres de todo el mundo.- La vida cristiana puede llegar a convertirse en esto con mucha facilidad. Pero nuestra responsabilidad cristiana y nuestra misión debe ir mucho más allá.- Debemos ver a Dios obrando, haciendo hombres nuevos, imitadores de Cristo, totalmente transformados.- Las cualidades cristianas que se tratan en esta oración, pureza de vida, realismo, integridad, imitación de Cristo, pueden tener lugar hoy en día. Estoy seguro. Y esta verdad clama por una total revolución interior en todos los hombres.-
Existen un sinfín de baratijas para sustituir la verdadera santidad, muchas carreteras de segundo orden por las cuales andar practicando una mera profesión cristiana, y es fácil seguir por algunos de estos caminos, perdiendo así toda la esencia real del Cristianismo Neotestamentario. Si se estudia diligentemente se puede llegar a que el Espíritu Santo puede producir en nuestros días, cristianos iguales a Cristo. No robots religiosos, ni controversistas doctrinales.-
No máquinas evangélicas, sino hombres que sean como Jesús fue. Y esta es la esencia de esta oración: Que podamos ser iguales a Él. Todo su contenido no es más que una relación de los atributos de Cristo. Él fue el Hombre destinado, el Hombre despreciado, el Hombre que más ingratitudes recibió de aquellos a quienes beneficiaba.
Jesús jamás aceptó honor alguno, por él que los hombres tanto suspiran. El fue el en verdad el Hombre totalmente rechazado, hasta que por fin fue ejecutado. Esta oración está, además, en completa armonía con muchos pasajes de la Escritura. Sin lugar a dudas, su autor era un hombre de Dios.
La obra que Dios desea de manera suprema que se realice en nuestros corazones es inculcarnos la semejanza a Cristo. Y esto precisa muchos años de madurez, en comunión con El. No existen atajos en este tipo de crecimiento espiritual.- No hay ninguna organización, ningún tipo de actividad que pueda sustituirlo. Precisamos experimentar, en nuestra vida diaria, una hambre y sed insaciables de que la naturaleza de Cristo se reproduzca en nosotros. Es preciso que nos mantengamos vigilantes, comprometidos en nuestra lucha espiritual, para que podamos mantenernos en contacto con la realidad cristiana en nuestras vidas. No podemos alternar nuestra lucha.- Los hombres que van a las guerras, tienen que morir diariamente, muchos no conocen a Cristo, pero desprecian sus vidas para salir a luchar, de seguro que nos sorprenderemos pensando como es posible que esos hombres se fortalezcan lo suficiente como para pertrecharse y penetrar en las trincheras, o entre las calles minadas de enemigos que salen de cualquier rincón.- ¿De donde sacan el coraje?. Hemos oído relatos que muestran cómo desprecian sus propias vidas.- Saben que probablemente van a la muerte, pero la aceptan y siguen adelante luchando con un valor increíble.- No dudemos de que los que luchan en la milicia espiritual precisamos de este mismo coraje.- Los que tenemos el don de la vida Eterna procedente de Él, necesitamos despreciar nuestras vidas propias. Y estoy seguro de que esta actitud vendrá a nosotros orando y estudiando el significado de esta maravillosa oración.-
Comienza diciendo: “Líbrame, Señor Jesús, del deseo de ser estimado”.- Si somos sinceros, todos hemos de reconocer que poseemos el deseo básico de ser estimados y apreciados. Nos encanta que se nos reconozca. Por poco que seamos, nos gusta que se nos valore. Cuando vamos a una iglesia, o en cualquier grupo de cristianos, y alguien dice: “Que inmenso placer poderle tener entre nosotros, hermano, ¿podría darnos una palabra de testimonio?”, nos sentimos honrados de que nuestra presencia haya sido tomada en cuenta. Pero si entramos y alguien nos dice: “¿Cómo se llama Usted? ¿Pedro? Oh, si. Muy bien, pero dispénseme pues estoy muy ocupado”, nos sentimos heridos porque hemos sido ignorados. Y no le demos vueltas. Esta característica es común a todos y crece con nosotros desde nuestra misma infancia, nos encanta ser estimados. No creo que nos sea difícil recordar alguna ocasión en que se nos haya tenido en poca estima, y pensemos cómo nos hemos sentido. No importa si somos introvertidos o extrovertidos, todos buscamos que se nos reconozca y se nos tenga en cuenta, por lo cual todos estamos obligados a orar esta oración: “Señor, líbrame del deseo de ser estimado”.-
La segunda cosa que aprendemos en esta oración tiene que ver con el amor. “Líbrame, Señor Jesús, del deseo de sentirme amado”.- Sentirnos amados es nuestra necesidad sicológica básica y más importante.- Los niños nunca pueden desarrollar una vida normal y felíz si carecen de amor, generalmente el amor de ambos, padre y madre.- La sicología moderna ha probado esta verdad en los últimos cien años, pero no ha descubierto nada nuevo.- Hace dos mil años o más, la Biblia nos habla de esta necesidad en el mismo Dios. Por esta razón la Biblia nos habla de que Dios dio a su propio Hijo, en prueba de su amor para con nosotros. En 1º Juan 3:16 leemos: “En esto hemos conocido el amor, en que Él puso su vida por nosotros”.- Jesús vio que la mejor forma de demostrar su amor era entregando su propia vida.- Sabía que sus hermanos precisaban del amor que emana del acto de su muerte.- Y la voluntad de Dios es que nos amemos los unos a los otros con este mismo amor.- Este hermoso versículo de 1º Juan 3:16 sigue diciendo: “también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”.- Creemos que es debido a que no amamos lo suficiente con amor horizontal que pedimos a Dios más de lo que debiéramos un amor vertical.- Es a causa del poco amor que emana de nosotros para con nuestros hermanos que acudimos a Dios pidiéndole nuevas experiencias y emociones que satisfagan nuestra necesidad de amor.- Y, en realidad, el plan de Dios para con nosotros, según la Escritura, estriba en enseñarnos que nos amemos los unos a los otros.- La revolución de amor se realiza en forma horizontal, tanto como en forma vertical. La mayoría de los hombres que viven una vida llena del fuego de Dios, es porque en alguna ocasión de su vida se cruzaron con otro hombre que emanaba fuego de Dios.- Los grades hombres de Dios no se han formado exclusivamente con noches y noches de oración.- No se han convertido en imitadores de Cristo porque hayan experimentado tal o cual sensación o experiencia. Ha habido otros hombres que han tomado parte en su formación.- En casi todos los casos han progresado más y más en la imitación de la vida de Cristo, porque han estado en contacto con otro hombre de Dios.- Pero si hubieran permanecido aislados, sin el combustible de la simpatía y ejemplo de otros cristianos, tiempo ha que su fuego se habría extinguido.- Cuando encontréis un cristiano que no ha estado en comunión con otros cristianos rebosantes de amor, descubriréis muy pronto que el balance espiritual de su vida está desequilibrado, con el amor en déficit. Cierto es que Dios se allega a nosotros por medio de la oración y a través de Su Palabra, pero también se nos acerca y nos estimula grandemente por medio del ejemplo de otros hermanos.-
Todos los hermanos tienen errores, pero debemos seguir los buenos ejemplos.- Alabemos a Dios por estos ejemplos y compunjámonos por escuchar las críticas de aquellos que están luchando en las primeras filas contra el diablo y su influencia infernal.- No es nada difícil criticar a un hombre y demoler su obra. Pero sí parece ser difícil y poco alentador el actuar en forma constructiva.- A veces criticamos ciertos siervos porque son poco amables o atentos, pero han dedicado su vida a la oración o tareas que no son consideradas importantes por que no parecen útiles a simple vista, como las tareas administrativas y es fácil criticarlos de que no dan afecto o no son demostrativos, pero ellos han entregado su vida al Señor para realizar esas tareas silenciosamente sin esperar más ni menos tampoco que la bendición del Señor, no el reconocimiento popular, lo cuál podría llamarse un muy grande amor.- Otros siervos están para atender y ser demostrativos, brindar cariño, y pastorear a las almas, estos también reciben a cambio una gran cantidad de amor, pero no están libres de las críticas tampoco.- Deberíamos dar gracias a Dios permanentemente de que existan hombres que viven un cristianismo real, y cuyas vidas rebosan de amor. Y más que nada deberíamos orar por ellos que a veces están atendiendo las necesidades de la obra o de las almas en particular hasta altas horas de la noche, mientras que muchos criticadores están cómodos en sus casas disfrutando de sus niños, o durmiendo (en el mejor de los casos).- Para estos siervos de Dios, su único interés es la marcha de la obra y conducir las almas a Cristo.-
La gente vendrá a conocer a Cristo si nos acercamos a ellos y les amamos de esta forma, pero esta revolución de amor nunca podrá realizarse si esperamos que los otros sean los que nos ofrezcan su amor.- Ciertamente, el plan de Dios es que recibamos amor; pero si por cualquier circunstancia este amor es cortado de nosotros, deberíamos probar de manera muy especial que tenemos total suficiencia en Cristo.- Si al igual que esponjas estamos siempre absorbiendo, siempre demandando amor de los demás y jamás o escasamente lo damos nosotros mismos, acabaremos deprimidos e irritables. A pesar de que es una realidad que todos precisamos de amor, nuestro énfasis debe radicar en el amor que emana de nosotros, no en el que buscamos para nuestro beneficio.- Todo el énfasis del Nuevo Testamento está en que el amor debe fluir de nosotros, y el hecho vital es que si no tenemos amor no valemos nada.- Orar “líbrame del deseo de ser amado”, creará una verdadera revolución en nuestro interior, porque nos situará en la línea de conducta del Nuevo Testamento.- La prueba como es natural, viene siempre cuando experimentamos en nuestra propia carne la realidad de no ser amados, de no ser apreciados, de no ser queridos.- No hay nada en el mundo más demoledor y destructivo que el sentirse rechazado y despreciado, igual que Él se sintió.- Pero es entonces, precisamente, cuando entregándonos a amar y beneficiar a otros, aún aquellos que parecen despreciarnos, probamos lo maravilloso y real que es el amor de Nuestro Señor Jesucristo que está en nosotros.-
La siguiente cosa que aprendemos en esta oración es a librarnos “del deseo de ser ensalzados”.- La idea de “ensalzado”, la definiríamos como elogiados o encomiados.- ¡Cuánto nos gusta la lisonja! No somos nada, y queremos serlo todo.- Pero Jesús, según se nos dice en Filipenses, era lo opuesto a nosotros.- lo era todo, y vino a ser nada.- Por esto es que la Biblia dice: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo”.- Si anhelamos realidad en vuestras vidas cristianas; si deseamos ser fructíferos y productivos la Palabra de Dios nos dice: “Morid”. Sepultémonos dentro de la tierra. No pretendamos ir hacia arriba: sino hacia abajo y esto es lo que debemos hacer siempre que nos encontremos que no se nos da importancia o que no se nos tiene en la estima que esperábamos. Puede que no nos guste pero esto es por lo que hemos orado. Esta oración elimina en nosotros las ansias de ser alguien, de conseguir la importancia de nuestro nombre, de ser “bien conocidos”. Acaba con todas estas ansias de rango que tanto abundan hoy en día. Sabemos que es difícil ser un don nadie, pero esto tiene que ser en todo momento el anhelo de nuestros corazones: “Líbrame del deseo de ser en ensalzado”.
Muy parecida a esta es la petición siguiente de nuestra oración: “Líbrame del deseo de ser honrado”. El Señor dice en San Juan 5:44, “¿Cómo podéis creer, pues que recibís gloria los unos de los otros y no buscáis la gloria que viene del Dios único?”. El testimonio del propio Jesús es: “No he recibido honor de hombre alguno” (Juan 5:41). Muy a menudo, cuando un cristiano, o grupo de cristianos, ha realizado una labor para la Obra de Dios, la tentación de explotarla como medio de recibir honor y gloria es muy fuerte. Resistamos esta tentación. Declinemos todas las ofertas que se nos haga proponiéndonos que nuestra labor se convierta en una historia sensacionalista de cualquier revista cristiana. Puede que seamos mal comprendidos y mal interpretados por mantener esta actitud, pero esta es la línea de conducta de la oración que comentamos.- Nos es fácil renunciar al mundo y a sus glorias, porque dentro del cristianismo evangélico hemos desarrollado un sistema de pompa y lisonja personal tan perfecto que nada tiene que envidiar a los mejores halagos que el mundo ofrece, y lo que es más, para vergüenza nuestra lo digo, porque dentro de la cristiandad evangélica es mucho más fácil obtener honra y lisonjas que lo que lo sería para muchos de nosotros el obtenerlo dentro del mundo secular.- En realidad la mayoría de nosotros, difícilmente podríamos obtener en la sociedad mundana un cargo mediocre, cuanto menos podríamos aspirar a obtener honores dentro del mismo.- Ah, pero dentro del mundo evangélico escalamos altos puestos, realizamos viajes y dondequiera que vamos toda clase de honores y distinciones que jamás podríamos obtener de otro modo.- ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a reconocer los hechos y ser realistas frente a esta verdad?.-
Existe también el peligro de llevar a este terreno incluso nuestras experiencias espirituales.- Puede haber la tentación de testificar de cómo nos hemos librado de las tentaciones, de cómo nuestras oraciones han sido contestadas, de una forma tal, que, más que dar la gloria a Dios por tales privilegios, intentemos conseguir gloria para nosotros mismos.- No queremos decir con esto que debemos cohibirnos o negarnos a dar gracias a Dios, sólo decimos que debemos actuar con mucha cautela.-
Hay personas que personalmente o por carta se recomiendan a sí mismos y ostentan su personalidad diciendo cuán importantes son, las brillantes calificaciones y títulos que poseen, y cosas por el estilo.- ¿Podremos imaginarnos una carta de este tipo escrita por el apóstol Juan?.- Hubo una época en que Juan, al igual que otros discípulos, se dio cuenta de las ventajas de haber seguido a Jesús y quiso sacar buenos beneficios de ello, pero esto fue antes de que la cruz de Cristo produjera en su interior una revolución que transformó su vida por completo.- No es que sea malo poseer un espíritu entusiasta; lo perjudicial es buscar la alabanza y recomendación de los demás.- La prueba para todos nosotros se presenta cuando nos encontramos solos.- ¿Continuamos entonces el trabajo con el mismo ímpetu y energía que cuando se nos felicitaba y halagaba?.- Nos disgusta sentirnos solos, y creemos que es mejor el trabajo de dos en dos.- Pero sucede algunas veces que nos vemos obligados a trabajar solos, y entonces es cuando realmente debemos probarnos a nosotros mismos si trabajamos para conseguir los honores de los hombres o la gloria de Dios.-
La frase siguiente de nuestra oración es muy similar a la anterior: “Líbrame del deseo de ser alabado”.- La alabanza de los hombres es pura falsedad, y a pesar de que debemos confiar en las personas y mantener la más alta opinión de todos, debemos también aprender a confiar más en Dios y menos en los hombres.- El apoyo humano siempre nos fallará, cuando más lo necesitemos.- ¿Acaso no nos ha ocurrido esto a todos?.- Deberíamos desear ardientemente que todos nosotros podamos ser hombres y mujeres fieles, incapaces de traicionar  a nuestros semejantes.- Debemos ser realistas.- Muchas veces la alabanza humana es sincera en el preciso instante que la recibimos, pero muy pronto se convierte en indiferencia, y lo que es peor, en envidia.- Y, en ese caso, ¿qué será de nosotros, si únicamente nos hemos apoyado en ella?.-
Debemos orar también: “Líbrame del deseo de ser preferido a otros” ¿Cómo nos sentimos cuando nos hemos ofrecido voluntariamente para algo y otro es elegido en lugar nuestro? ¿Cómo nos sentimos cuando otros hacen el trabajo y a nosotros se nos deja aparte?.- Realmente esta oración toca temas sobre los cuales muy pocos predicadores hablan, porque sitúa el dedo en la llaga, dentro de lo más profundo de nuestro ser.- Alguien dijo: “La Cruz penetrará en la carne de nuestras vidas donde más nos duela, sin tener en consideración nuestra cuidada reputación”.- El mundo tiene muy en cuenta la reputación y jerarquía, pero Juan el Bautista dijo: “El que viene detrás de mí, mayor es que yo”.-
“Líbrame del deseo de ser consultado”.- ¿Cómo nos sentimos cuando estamos seguros de que poseemos una vasta experiencia o sobrados conocimientos de algún tema en particular, y sin embargo vemos cómo se pide consejo a todos, mientras que a nosotros se nos tiene ignorados.- Nos encanta que se nos consulte, nos complace que la gente busque y necesite nuestra amonestación y consejo.- Dios ha tenido que enseñarnos mucho a nosotros respecto a este punto.- Ha sido necesario que nos situara en muchos casos en los cuales nuestra opinión no ha sido tenida en cuenta.- Ver cómo nuestra opinión es rechazada es deprimente cuando estamos equivocados, pero mucho peor cuando tenemos algo de razón.- Pero Dios quiere sumirnos en un sinfín de experiencias humillantes para mejor cumplimiento de su propósito primordial, que es convertirnos a la imagen y semejanza de su Hijo.-
También necesitamos vernos libres del “deseo de ser aprobados”; de que se nos diga que a pesar de todo tenemos razón.- Todos anhelamos la aprobación de los hombres y debemos librarnos de este anhelo.- Debemos ser siempre estudiantes, discípulos, neófitos.- Debemos preferir ser aprobados por Dios.- No es un título universitario que obtenga muchas recompensas en esta vida, pero es lo único que merece importancia.-
En relación también con esto, debemos librarnos “del temor de ser humillados”.- Estamos tan ansiosos de obtener la aprobación de los hombres, que nos da miedo andar en la Luz de Dios cuando estamos con otros compañeros cristianos; no fuera que alguna verdad difícil saliera a flote y fuéramos humillados.- Nos da miedo también hablar de Cristo a la gente, especialmente a los de rango y distinción, no fuera que nos miraran “por encima del hombro” y nos menospreciaran como fanáticos y atrasados.- Pero pensemos que El se humilló muchas veces a sí mismo y cuando nosotros somos humillados, El permanece a nuestro lado.- Dios quiere que andemos por el mismo camino que su Hijo anduvo.- Tiene que humillarnos hasta lo sumo, porque nuestra mayor tentación estriba en poner nuestra confianza  en nosotros mismos en lugar de ponerla en Él.- Sepamos que los hombres que han hecho cursos de salvamento están más propensos a ahogarse que los demás.- Es porque tienen un exceso de confianza en sí mismos.- Se lanzan a las olas sin miedo a nada y el resultado es que cada año varios mueren arrastrados por ellas.- Dios nos libre de ser demasiado confiados, y nos humillemos hasta lo sumo.- Dios es el que menoscaba y debilita nuestra autosuficiencia en nuestro propio bien.- No temamos a la humillación, es parte del plan divino para nuestras vidas.-
Líbranos, Señor, “del temor de sernos despreciados”.- ¡Oh cuánto necesitamos el bautismo de la valentía cuando testificamos de Cristo!.- A menudo la gente nos escarnecerá, tanto a nosotros como a nuestra obra.- En nuestros días, muchos nos menospreciarán si les entregamos un tratado evangélico.- Necesitamos entregar tratados como si de cheques bancarios se tratara.- Puede que la gente nos juzgue erróneamente si vamos de casa en casa para testificar de Cristo y hablarles del sencillo plan de Dios para la salvación, pero esto nunca debe detenernos.- Dios nos conceda que nuestros corazones estén repletos de este amor que sobrepuja todo entendimiento, que arroje de nosotros todo temor.-
Y seguimos diciendo: “Líbranos del temor de ser censurados”.- Este es uno de los temores que se hacen más reales en la vida cristiana, pues el temor a la crítica es una de las cosas más difíciles de afrontar.- Y, sin embargo, necesitamos ser censurados.- Necesitamos afrontar pruebas, de otro modo nuestro discipulado se debilitará día a día.- Por esto necesitamos aprender la forma de amarnos los unos a los otros (pues la escritura así lo ordena) y también (porque lo necesitamos) debemos aprender a pedir a nuestros compañeros cristianos que nos digan con toda sinceridad cuándo nos apartamos de una verdadera conducta cristiana.- Básicamente aprendemos del Espíritu de Dios, pero el Espíritu de Dios puede muy frecuentemente usar a un hermano o una hermana para enseñarnos.- Si somos sinceros para con Dios, debemos esperar que Dios nos hable por medio de Su Palabra, a través de la oración, y por que no, a través de las exhortaciones del hermano José.- Si Dios quiere usar las censuras de un hermano en la fe para conducirnos a una realidad espiritual, ¿por qué debemos temer?, Dios nos ha dado poder y gracia para soportar las censuras, pero esto no ha ocurrido en un momento.- Nos ha tomado años de aprendizaje.- A las primeras censuras que recibimos como cristianos, reaccionamos como serpientes de cascabel.- Ya sabemos la diferencia que hay entre una serpiente de cascabel y un gusano.- La Biblia nos dice que Jesús por el Espíritu, ya se consideraba a sí mismo un gusano (Salmo 22:6).- Si pisamos un gusano; ¿qué hace?, ¿reacciona? ¿levanta la cabeza para luchar?, seguro que no.- Podemos herir a un gusano hasta el punto de arrancarle la cabeza, y todo lo que hace es seguir arrastrándose por el suelo.- Pero si golpeamos la cabeza de una serpiente de cascabel, obtendremos una reacción muy distinta.- ¡Cuán sabiamente la Biblia llama a el diablo la serpiente antigua!.- Y esta es la diferencia entre Jesús y nosotros.- Cuando fue herido y pisoteado, se sometió y fue hollado como un gusano.-  pero cuando nosotros somos heridos, censurados o simplemente exhortados, inmediatamente sacamos a flote las “veinticinco” razones del porque el otro está equivocado y nosotros tenemos la razón.- Estamos siempre dispuestos a defendernos a nosotros mismos, y esto es, muy a menudo, una prueba de la medida de nuestra espiritualidad.- Pidamos a Dios que nos libre del temor de ser censurados.-
También existe el temor de “ser olvidados”.- Este temor es de carácter universal.- Aún en países como la India, donde las condiciones de vida son de lo más precario y la comida es algo difícil de obtener, el temor a ser olvidados es algo tan importante que mucha gente deposita mucho dinero para obtener un opulento memorial en las tumbas.- Gente que vive toda su vida con una modesta dieta de arroz, ahorra dinero para que se les erija un mausoleo después de muertos.- Quieren asegurarse que,  aunque sólo sea por un corto tiempo después de su muerte, serán recordados.- Incluso hay Iglesias cristianas en el mundo, que están repletas de este tipo de memoriales: “Este banco”, “este púlpito”, “esta piedra”, “fue puesta en memoria de Fulano o Mengano”.- Todo porque los hombres se horrorizan ante la idea de verse olvidados.-
Los hombres deseamos que no se nos olvide, y con el fin de ser recordados ponemos nuestros nombres en las tumbas, hay quienes lo quieren poner en una iglesia, en un libro, en una canción quizá grabando un Disco de los compactos, tan populares hoy día.- ¡Oh la distinción de ser un autor, un cantautor!, pero creemos que ya dijimos lo suficiente para que la cosa quede clara.- Líbrenos el Señor del miedo a ser olvidados.-
Líbrame  -también-, Jesús, del temor de verme ridiculizado.- No nos complace la idea de ser objeto de burla, y no sería normal que lo fuera, pero si nos toca serlo por Cristo, no este con nosotros la cobardía.- Quizá preferimos estar formando parte del grupete que se burla de los demás.- Si no podemos soportar que los demás se rían de nosotros, es que espiritualmente algo no marcha bien en nuestro interior.- No hay nada mejor para fortalecer la vida espiritual que tener la oportunidad de hacer el ridículo.- Si alguien nos ridiculiza por alguna cosa que hagamos, algún hábito que tengamos, alguna falta que hayamos cometido, no nos preocupemos, porque Dios es el que examina los corazones en profundidad.- Así lo dice la Palabra “El Señor conoce mi corazón”.- Nos sentimos enormemente fortalecidos de recordar esta verdad.- Es algo que nos alienta, el saber que él está pronto a perdonarnos cuando le abrimos nuestros corazones.- Del mismo modo que los hombres están prontos a ridiculizarnos, el Señor está pronto a perdonarnos.-
Existe también otro temor, “el temor de ser agraviados”.- Puede que alguna vez en nuestras vidas hayamos tenido alguna amarga experiencia de ingratitud, y que esto nos haya convertido en seres suspicaces.- Tenemos miedo de confiar en otras personas, no fuera que nos viéramos envueltos nuevamente en otra experiencia desagradable.- Este temor puede inutilizarnos.- Puede que queramos dar un salto de fe, y no nos atrevemos a darlo por temor a que los demás tengan la oportunidad de acusarnos de habernos equivocado.-
Hay otro temor muy relacionado con este “líbranos del temor de ser mal juzgados”.- ¡Cuán difícil es para algunos de nosotros deshacernos del temor a que otros sospechen de nuestros motivos!.- Pero sepamos esto, que siempre seremos malinterpretados por alguien, no importa lo que hagamos.- Por ejemplo si damos testimonio, inmediatamente alguien nos acusará de fanáticos.- Si hacemos una oración un poco larga en una reunión , habrá quien piense que queremos mostrar lo bien que oramos.- No podemos esclavizarnos al temor del “que dirán”.- Regocijaos – dijo Jesús – cuando los hombres digan mal de vosotros por mi causa mintiendo”.- Debemos alcanzar un punto de libertad en el que, amando al Señor Jesús y obrando con fe, no nos importe lo que los demás piensen o puedan decir de nosotros, mientras mantengamos nuestro corazón abierto a El...
La segunda parte de la oración que comentamos se diferencia de la primera en su fraseología.- No trata de temores, sino más bien de deseos. “Jesús, concédeme la gracia de desear que otros puedan recibir más amor que yo”.- Ya hemos tratado antes esta cuestión del amor con bastante detalle, pero esta frase nos recuerda una vez más la necesidad innata que todos los hombres tenemos de amor, ¿Acaso los demás no deben recibir amor también?.- Nuestros corazones están abrumados con este problema.- ¿Cómo podemos ministrar amor a los demás? Dondequiera que vamos nos encontramos con seres humanos que necesitan desesperadamente amor, que necesitan ser visitados, que precisan ser escuchados, a quienes es necesario escribir, por quienes es imprescindible orar.- ¿Cómo puede satisfacerse esta enorme necesidad?.- Resueltamente necesitamos de la gracia de Dios para poder aceptar que otros puedan ser más estimados que yo.- Ya hemos tratado antes sobre este tema y sobre el ejemplo de la vida de Nuestro Señor Jesucristo, tal y como lo encontramos en el capítulo dos de Filipenses.-   
“Que en la opinión del mundo, otros puedan aumentar y yo disminuir” Recordad el testimonio de Juan el Bautista.- “A mi me conviene menguar”, dijo. Todas las frases finales de esta oración pueden sumariarse con estas palabras: “Que otros sean escogidos, y a mí se me tenga aparte: que a otros se les prefiera a mí en todo; que otros sean alabados y yo ignorado”.- Todo ello se resume en el principio básico de que Jesucristo debe “crecer” y yo “menguar”.- Debo salir de la escena.- Convertirme en un Don Nadie.- Debo esconderme detrás de la Cruz, para que mi Señor pueda crecer más que yo.- La frase final de la oración la podríamos considerar como la más revolucionaria: “Que otros puedan ser más santos que yo, mientras que yo sea todo lo santo que debo ser”.- Siempre existe el peligro entre los cristianos de que sintamos tal hambre de realidades espirituales, de santidad en la vida cristiana, que en nuestro afán pisoteamos a otros hermanos.-  Olvidamos que ellos también buscan esta misma santidad que nosotros anhelamos.- Debemos aprender a beber juntos de la Fuente del agua de vida.- Porque si así lo hacemos, seremos edificados en El.-
Nos parece que esta oración es sorprendentemente especial.- ¿Cuánto de nosotros podremos escribirla y hacerla nuestra honradamente?
Alguien dijo: “La Iglesia necesita en los momentos presentes hombres y mujeres generosos en la guerra espiritual.- Tales personas fuertes se verán libres de las compulsiones que controlan a los inconversos, la lujuria de los ojos, la codicia de la carne y el orgullo de la vida.- Hombres que no se vean obligados a hacer las cosas por la presión de las circunstancias; cuya única compulsión provenga de su interior y de arriba.- Este tipo de libertad es precisa e indispensable si queremos tener profetas en nuestros púlpitos en lugar de muñecos.- Estos hombres libres servirán a Dios por motivos demasiado altos para que puedan ser entendidos por la casta que hoy en día entra y sale del Santuario.- No harán ninguna decisión por temor al que dirán; no tendrán en cuenta los deseos a satisfacer, ni aceptarán el servicio por remuneración material.- No llevarán a cabo ningún acto religioso por mera rutina.- Ni se verán influenciados por el amor a la publicidad o el deseo de reputación”.-
Se establece un lazo muy estrecho entre estas palabras y la oración que consideramos.- Y esto es debido a que estos dos hombres: el antiguo poeta y el escritor, son discípulos espirituales de la misma escuela aunque de diferente denominación.- Ambos han aprendido a los pies de Jesús.-







CAPITULO III

ENTRANDO EN SU REPOSO.-




Si, es cierto que la Tierra Prometida es un lugar de lucha, pero también, sino más, es un lugar de reposo.- No se nos promete un relajamiento, sino algo diferente, reposo.- Tiene lugar un fenómeno vital en nuestra vida cristiana cuando abandonamos el desierto de la autosuficiencia y conquistamos la Tierra Prometida de la plenitud de Dios.-
“Temamos, pues,  no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.- Porque también a nosotros se nos ha anunciado la Buena Nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de la fe en los que la oyeron.- Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto juré en mi ira, no entrarán en mi reposo, aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo.- Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día, Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.- Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la Buena Nueva, no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día; Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.- Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día.- Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.- Procuremos, pues,  entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia”  (Heb.4:1-11.-)
Muchos de nosotros, en nuestra vida cristiana, estamos trabajados y cargados por algo.- Tratamos de alejarlo de nuestras mentes, pero siempre lo tenemos fijo enfrente nuestro.- Alguna pena, algún problema, algún pecado, alguna mancha en nuestro corazón con la que el demonio se complace en atormentarnos.- Por estos motivos, deseo escribir en estas líneas sobre este reposo del que el Señor nos habla tan claramente en el libro de Hebreos.-
El relato del pueblo de Israel, saliendo de la tierra de Egipto, para entrar en la Tierra Prometida, es quizá la imagen más típica de nuestra propia redención en el Señor Jesucristo.- Nos habla en forma muy real de los actos para salvación de Dios, pero la mayor parte del relato describe de manera muy viva la nuestra propia, los problemas con que nos encontramos, las tentaciones y las dificultades con las que luchamos en nuestra vida cristiana.- Las grandes historias de la Biblia, fueron escritas no tan sólo para ofrecer materia prima a los fabricantes de franelógrafos y así divertir a los niños de la Escuela Dominical, Pablo nos recuerda que “Fueron escritas para nuestro ejemplo y amonestación”.-
La mayoría de nosotros conocemos muy bien la historia de Moisés, el hombre quien recibió los 10 Mandamientos de mano de Dios, y tenemos la tendencia a pensar de él; “Oh, el Gran Moisés, fue un gran hombre de Dios, pero era también un hombre de grandes flaquezas y extremadamente propenso al pecado.- Al principio, trató de resolver sus problemas por medio de su propio esfuerzo, tomando la ley por su propia cuenta.- Moisés tuvo la inspiración de ser un libertador.- Pero más tarde se vio totalmente frustrado, cuando sufrió el reproche de un israelita que le dijo: “¿Piensas matarme como mataste al egipcio?”.- De seguro tenía un celo real y genuino a favor del pueblo de Dios, pero trató de desarrollarlo por medio de sus propias acciones, este fue su error.-  Lo mismo sucede a muchos de nosotros hoy en día.- Tratamos de librarnos por nosotros mismos de nuestras penas y frustraciones, y lo que es más, de sus consecuencias, por medio de nuestros propios esfuerzos.- Como resultado de esa actitud, Moisés cayó en una gran depresión.- De haber existido psiquiatras en Egipto en aquellos tiempos, estaríamos casi seguros que le hubieran diagnosticado el desarrollo alarmante de un enorme complejo de inferioridad con referencia al suceso del egipcio y el posterior reproche por parte de un israelita.- Pero en lugar de un tratamiento psicoterapeutico, tuvo su propia experiencia en el desierto, en las esteparias llanuras del Sinaí, apacentando ganados durante años y años, doblegando y mermando su entusiasmo día a día.- Fue entonces cuando, desde  la zarza ardiente, Dios le llamó y le comisionó para que volviera de nuevo a Egipto, a librar a Israel.-
Y esta vez, Moisés, estaba temeroso, hasta la muerte; tal era el escarmiento de su anterior experiencia de fracaso.- Sabía muy bien que había hecho un disparate la última vez que trató de librar tan sólo a unos pocos israelitas de su esclavitud.- Cuando Dios le dijo: “Ve”, respondió: “Oh, no me escucharán” Arguyó “No puedo hablar... No puedo.... No puedo....”.- Casi igual que muchos de nosotros hoy en día; “Nunca podré ser un buen testigo de Cristo; escasamente sé cómo expresarme.-  Nunca seré un buen misionero; me horrorizan las arañas y las serpientes; soy incapaz de dormir en el suelo.- Nunca podré hacerlo, soy incapaz”.- Moisés era uno de estos “Soy incapaz, Señor” gritó.- Pero Dios obró de una forma tremenda en la vida de Moisés.- De regreso a Egipto, finalmente se convirtió en un poderoso instrumento en las manos de Dios, hasta que Su  pueblo estuvo totalmente libre de la esclavitud.-
La forma en que Israel fue librado de la esclavitud en la tierra de Egipto es una imagen viva de cómo nosotros somos librados de la esclavitud del pecado.- Somos esclavos del pecado, al igual que los israelitas lo eran de los egipcios. Posteriormente Dios los libertó, por medio de juicios que cayeron en forma selectiva sobre los hijos de Egipto, pero no sobre los que estaban protegidos  por la sangre del cordero Pascual. El paralelismo es claro: no habrá juicio para aquellos que han sido lavados por la sangre de Nuestro Señor Jesucristo.-
Cuando la muerte irrumpió en la negra noche egipcia, Faraón gritó: “Dejadles que se vayan”, y el pueblo partió en dirección al Mar Rojo.- No hacía mucho tiempo que habían partido cuando cambió de idea y decidió perseguirlos.- La experiencia de Israel es la nuestra propia. A menudo, decidimos acabar con el diablo, abandonar la tierra de Egipto cortando las ligaduras que nos atan al pecado y a las cosas de este mundo, pero desde el mismo momento  que tomamos esta decisión, los poderes y las fuerzas del mal, comienzan a perseguirnos con el mismo ímpetu que los carros egipcios.- Tratemos de hacernos una imagen de Moisés en semejante situación. Era el responsable de una de las más gigantescas operaciones de movilización de la historia.- la multitud envuelta en el movimiento era, al parecer, superior a un millón de personas. Salieron de Egipto con sus familias, y no hay duda que existían problemas con los matrimonios que anhelaban alojamiento y acomodación adecuada. Todos los animales debían ser debidamente alimentados, abrevados y enganchados y desenganchados de los carros y cargas apropiadas. Al aproximarse al mar, de repente vieron a lo lejos una nube de polvo que levantaban las veloces carrozas de guerra egipcias, que cada vez, acortaban más las distancias.- Fue una noche de pánico, todo hacía pensar que serían víctimas de una matanza, no es de extrañar que empezaran a murmurar contra Moisés.- Pero ¿qué ocurrió?.- Moisés, el hombre que no muchos años atrás, había padecido tan gran complejo de inferioridad, ¿qué hizo en esta ocasión?,  ¿se desalentó?, Ni un ápice.- El hombre que tan suspicáz había sido cuando Dios lo llamó, ganó aquella noche turbulenta una de las mayores victorias de su vida.- Todo el campamento estaba murmurando.- Si alguna ves habéis tenido semejante experiencia, debéis saber lo desagradable que resulta que todos se vuelvan contra uno.- “Moisés, ¿por qué no nos dejaste donde estabamos? Al fin y al cabo, las cosas en Egipto no andaban tan mal”.- Acosado a su alrededor por un pueblo murmurante, con los egipcios pisándoles los talones, las olas del mar bañándole los pies, podemos imaginarnos que Moisés estaba en una situación desesperada.- Quizá si nos tocara hoy, muchos recurriríamos a todo tipo de tranquilizantes, aspirinas, barbitúricos o cualquier cosa que aleje de nosotros los problemas y responsabilidades.- Pero Moisés hizo tan sólo una cosa, permanecer en pié y esperar la misericordia de Dios.- Creyó, y el milagro se hizo. Las aguas del Mar Rojo, se partieron en dos, y los israelitas cruzaron a través de ellas.- Moisés tenía razón.- Confió en Dios, cuando todos estaban murmurando, presos del pánico.- Este es el distintivo del verdadero hombre de Dios.- Esto es lo que distingue, realmente, a un líder espiritual.- Cuando todos los demás se aferran a los tranquilizantes y otros rudimentos, dominados por el pánico, el hombre de Dios permanece de pie y espera la misericordia de su Señor.-      
Los israelitas pisaron el lecho del Mar Rojo, con los carros de Faraón pisándoles los talones.- Algo similar ocurre con el diablo; arde en la persecución de los nuevos convertidos.- Es muy probable que la noche en que le prometimos al Señor servirlo nos encontremos con personas aún de nuestro circulo íntimo que se nos pongan en contra de lo que hemos aprendido de una manera hasta violenta o grosera.- Estas primeras experiencias en el combate cristiano se hacen tan reales que si nos está muy firme la decisión nos hacen tambalear.- Si hemos aceptado a Cristo recientemente, no puede estar muy lejos el día en que oigamos los carros del infierno rechinando tras nuestro.- Como es lógico, lo mejor es separarse de ellos lo más posible; es lo que los israelitas vieron que debías hacer.- Pero de todos modos, tuvieron que cruzar el Mar Rojo con los egipcios a corta distancia.- Fue entonces cuando Dios  intervino.- Repentinamente, las aguas regresaron a su cauce y posición normal, y así carros, egipcios, Faraón y todo lo demás quedó sepultado.- Es Dios mismo quien por medio de la Cruz de Cristo da punto final al poder esclavizante del pecado en nosotros.-
Sobradamente sabemos de que modo Moisés y su gente, después de cruzar el Mar Rojo, se internaron en el desierto ¡Cuánto podríamos hablar respecto a este desierto...! Los problemas que Moisés tuvo en el desierto, son exactamente los mismos que tiene cualquier líder cristiano.- Constantemente en nuestro trabajo diario topamos con ellos.- El pueblo estaba poco satisfecho con las disposiciones de Moisés y por tal motivo murmuraban constantemente.- La Biblia llama a los israelitas obstinados y tercos.- Y en particular creemos que eran precisamente eso, hasta tal punto que Dios les mandó peregrinar por el desierto sin permitirles entrar en la tierra prometida.- ¿Cómo podían entrar? La Iglesia es muy similar a los israelitas. Una Iglesia en el desierto, atrapada por las redes del mundo, hambrienta de las ollas de carne de Egipto murmurante e inconformista.- “Por supuesto que deseamos ir al Cielo,  pero ¿por qué no llevarnos algunas cosas de Egipto en forma completa, ¡No hay que ser tan fanático, que un poco de sabor Egipcio en nuestras comidas y reuniones no puede matarnos!
Pero ¿era este el plan divino para su pueblo? Les habían prometido un lugar de reposo, un lugar de bendición, una tierra que rebosa leche y miel.- El plan de Dios para ellos era el rebosar espiritual.- Jamás pretendió que su pueblo subsistiera del mana, durante toda su huida.- El cruzar el desierto era tan sólo una corta etapa del camino.- Pero posteriormente se nos dice que cuando los espías regresaron de Canaan, todo el pueblo se dio cuenta de las dificultades de la empresa.- Quedaron inmovilizados a causa de su incredulidad.- “Moisés – balbuceaban -, el país esta lleno de gigantes.- somos como insectos a su lado.- No podemos entrar, Jamás podremos poseer esta tierra.- La situación se ha hecho imposible” Igual ocurre hoy en día con muchas situaciones similares: se convierten en imposibles.- La evangelización del mundo es un imposible, mientras haya países o sectores de la sociedad cuyas políticas se basen en la incredulidad, son como si fueran los gigantes que habitaban aquella tierra cuyas fronteras no nos atrevemos a cruzar, señalamos a nueve décimos de la población como grupos cerrados, como carentes de esperanza.- Como las gentes de Israel  no nos damos cuenta  de que el lugar de desafío, es también un lugar de promesa y plenitud.- Tan sólo hubieron dos “necios” por Cristo: Josué y Caleb.- Únicamente ellos estaban preparados para confiar en la Palabra divina.- Los demás se negaron a escuchar, y por tal causa, el peso de la victoria recayó sobre otra generación.-
Esto ha sido siempre cierto en el pueblo de Dios.- Nunca han escuchado a los Josués y Calébs.- ¡Cuántos hombres de fe en este siglo han muerto ignorados!.- No obstante, al otro lado del Jordán  hay un lugar de reposo prometido.- Cuando años después la incredulidad fue extirpada del pueblo de Israel, se les concedió cruzar el Jordán y entrar en la tierra de Canaan en forma milagrosa.- Siempre que Dios trata de obrar algo, principia, al parecer, con el milagro.- Nuestro Dios, es el Dios de los imposibles.- Los imposibles marcaron la entrada de Israel en la Tierra Prometida, pero no fueron los obstáculos ningún impedimento.- Dios es Dios, y lo que El determina, se realiza.- Por tanto, el Jordán se detuvo, y después de largos años, Israel entró en el reposo.- Y esto es lo que Dios desea para cada uno de nosotros hoy en día.-
No podemos vivir una vida cristiana victoriosa en el desierto.- Si hemos sentido el llamamiento de servir al Señor en oscuras tierras, y vamos a ese lugar viviendo una vida desértica, en incredulidad, cargados aún con nuestras preocupaciones; tratando de combatir únicamente con nuestras mezquinas fuerzas, alimentados únicamente por una elemental ración de mana, puede que no muramos; pero sufriremos las consecuencias del desánimo y el fracaso.- Dice en Hebreos 4 que: “El que ha entrado en su reposo, ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas “.- Si principiamos a trabajar por Dios, dependiendo de nuestros propios esfuerzos, nuestro propio celo evangelistico, nuestra gran habilidad para predicar, nuestros sermones favoritos, utilizar tan sólo unos pocos versículos prudentemente archivados en nuestra memoria, de cierto fracasaremos.- Entrar en su reposo es cesar de todas nuestras obras propias.- Ya no debe prevalecer más el “Yo” o el “mi”.- Estos pronombres personales carecen de fundamento en la Obra del Señor, el Padrenuestro.- El reposo de Dios es el lugar donde El toma cuidado total y completo de mi.-
¿Se está comprendiendo al punto donde queremos llegar?.- Todos los creyentes podemos entrar en el reposo de Dios, porque Cristo entró ya por nosotros. Cuando contemplamos lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz, debemos comprender que Dios nos ha identificado a nosotros plena y totalmente en El.- “Hemos sido crucificados juntamente con Cristo”, en una total identificación  con El; esto es, con su muerte.- Debemos llegar al punto en el que podamos dar por seguro que este hecho ha tenido lugar en nosotros, Hemos sido crucificados juntamente con El, no es algo que podamos esperar que suceda la semana próxima, o algún día en el futuro, si somos pacientes en el Señor o si aprendemos de memoria setenta y ocho versículos más de la Biblia .- ¡No, no!. Debemos vernos a nosotros mismos crucificados juntamente con Cristo, en el mismo momento en que El  fue crucificado.- Y al comprender bien esta verdad, nos encontraremos dentro de “Su  reposo”, en forma milagrosa.- Al igual que los hijos de Israel, encontraron el Jordán dividido y su herencia abierta frente a ellos hace miles de años.- Por consiguiente, el entrar en un lugar de reposo y victoria en Cristo, es algo muy real y definido. No quiero decir con esto que debemos saber la fecha exacta en que este suceso tuvo lugar en nuestras vidas, o que seamos capaces de describirlos como un fenómeno físico particular. Quiero tan sólo significar que podemos –y debemos- saber que hemos entrado en él.-
Algunas personas recuerdan con mucha exactitud, el día en que nacieron de nuevo.- Para mí, para ser concreto, fue una experiencia muy real, que tuvo lugar el 5 de marzo de 1955.- Otros tienen una experiencia, puede ser tan concreta como yo, pero simplemente  no recuerdan el día exacto en que ocurrió.- Todo lo que saben es simplemente que sucedió, y eso es todo. Igual sucede cuando entramos en esta experiencia de victoria, este reposo que Dios ha preparado para nosotros.- Puede que no seamos capaces de decir con exactitud cuando tuvo lugar; pero podemos afirmar, sin lugar a dudas, que hemos entrado y que estamos dentro de este lugar de descanso
Ningún hombre, o mujer, puede servir al Señor de una forma efectiva, sin estar seguro que ha entrado en esta vida de reposo; esta vida del Cristo resucitado. Porque precisamente en esto consiste: Morimos a nuestras propias obras y vivimos por el poder de Su resurrección.- Esto es victoria.-
Algunas veces tenemos la idea de que si continuamos esforzándonos, siendo obedientes a reglas, leyendo libros cristianos, memorizando la Biblia, recibiremos bendición  y obtendremos grandes éxitos en nuestro trabajo cristiano.- Pero creo que resulta más plausible que quizá obtengamos de todo esto, que no sea una migraña y jaqueca.- Solo hay un camino que conduce al éxito.- Es el camino de la fe –fe en Aquel que puede detener las aguas de los ríos, calmar las tempestades y conducir al peor de los pecadores a cruzar el río seco, al otro lado de la orilla.- Todo gira alrededor de la obra que Cristo realizó por nosotros en la Cruz.- Una vez comprendamos esto, exclamaremos como Pablo: “Vivo no ya yo, mas Cristo vive en mí”.- Puede muy bien que todo lo que estamos diciendo, ya se haya leído o escuchado, en algún lado.- Pero repetimos que esto es lo que Dios desea que experimentemos en nuestras vidas .- Entremos en su reposo, y todos los estados de ansiedad que nos acosan desaparecerán repentinamente.- El lugar de reposo en Cristo es el lugar de libertad de todas las humanas angustias.- El pecado de este siglo de máquinas, botones y etiquetas sociales, es el pecado de la prisa y la angustia.- “Por nada estéis afanosos” –dijo Jesús- Pero si estamos en el lugar de reposo, en Su obra consumada, hemos cesado de todas nuestras obras y de las preocupaciones que ellas nos acarrean.-
Hay veces que se nos acumulan muchos papeles en nuestras oficinas, si estamos trabajando para Dios puede ser que se nos acumulen cartas , todas ellas cargadas con problemas, las hay con problemas personales, las hay con problemas administrativos y toda clase de temas confusos, ¿A que lugar deben ir los obreros? ¿De dónde saldrá el dinero para que puedan ir? ¿De dónde sacaremos los vehículos para transportar a los grupos hasta sus puestos de trabajo? ¡Y como estos tipos de problemas los puede haber a montones y mucho más variados!.-
Tenemos que aprender muy bien como enfrentarnos a ellos.- En 1° Pedro 5:7, Dice: “Echando toda vuestra ansiedad sobre El”.- Y es así como somos capaces de enfrentarnos a todos los problemas que se nos avengan  y uno a uno, descargarlos sobre Él.- Algunas veces podremos llegar a decir “Bien, Señor, estas cartas, estos telegramas, son todos para ti”  y sólo entonces nos acostaremos tranquilamente”.- Pocas serán entonces las veces en que no podremos conciliar el sueño.- El dormir es algo muy precioso y necesario, y no podemos permitir que nada nos robe este privilegio.- Con Cristo no se puede creer en los estados de ansiedad.- ¿Por qué?, Pues porque estamos en ese estado de reposo del que hemos estado hablando.- Creemos que Jesucristo fue crucificado por causa de todos los problemas del mundo, y si El Señor hizo esto, ¿Habremos de preocuparnos por cualquier problema que se nos presente?.- Y esto se aplica a todas las facetas de la vida, a todo tipo de frustraciones, a cualquier complejo de inferioridad, a todo lo que nos subyugue, a todas aquellas cosas en las que fracasamos.- Todas estas cosas pasaron.- Han quedado detrás nuestro, a la orilla del Jordán.-
Los que somos salvos por gracia de Cristo, deberíamos aprenden a no acarrear cosas de Egipto, en nuestras vidas transformadas.- Por tal razón, tampoco deberíamos tomarnos libertades ocasionales en el desierto, para ver si podemos contagiarnos otra vez de algunos de sus desengaños y frustraciones y llevarlos con nosotros a la Tierra Prometida.- Cuando veamos que algunas de las cosas pasadas del desierto se van introduciendo en nuestras vidas,  miremos inmediatamente al Señor Jesús y Digámosle: “Señor, esto no puede ser cierto.- He muerto a todas estas cosas, y ahora soy sólo tuyo, vivo para ti, he entrado en tu reposo, y todo lo viejo ha quedado atrás”.- Miremos al autor y consumador de nuestra fe.- Está sentado en lo alto.- El es la vida por la cual vivimos.-
Oremos siempre, para que por medio de la gracia del Señor Jesucristo podamos comprender que existe un lugar de reposo para todos nosotros.- Es el lugar donde cesaremos de todas nuestras propias obras y acciones; de vuestras luchas, de vuestros esfuerzos, de vuestro propio celo; es el lugar donde, en lugar de todas estas cosas pasadas, el Cristo resucitado, será algo personalmente vuestro, radiante, amante, victorioso, sobreabundante.- Su vida, constituye nuestra vida, es una vida poderosa y victoriosa.- Y esta vida es nuestra, está en nosotros, SI en nosotros.- Es así cómo EL demuestra su poder salvador.- Los temores pueden quedar abandonados en el desierto, junto con las ansiedades, los intereses propios y las luchas para los honores espirituales.- El desea que entremos en la Tierra Prometida, donde las provisiones son sobreabundantes, para que podamos alimentarnos y descansar, por cierto Canaan es una tierra de lucha, pero es el lugar glorioso donde Dios nos dice: “Yo pelearé por vosotros”, Antes de entrar en ella.- Antes éramos nosotros los que orábamos, los que evangelizábamos, los que luchábamos, pero la respuesta divina a nuestros esfuerzos era “NO” , Yo pelearé por vosotros.- “Donde quiera que pongáis vuestros pies, este territorio será vuestro” “Os daré esta tierra”.- Con seguridad podemos afirmar que este reposo de fe es para que lo poseamos por fe, ahora mismo, al finalizar de leer estas líneas.-  Esto es lo más importante que podremos hacer, en respuesta a todo lo que hemos leído hasta ahora.-






CAPITULO IV

LOS PELIGROS DE LA VIDA CRISTIANA VICTORIOSA

¿Estamos decididos a andar por el camino del discipulado? ¿Estamos dispuestos a seguir a Cristo y a rendir nuestra vida a él? Si es así, quizás nos sorprenda saber que tenemos frente a nosotros una senda muy áspera y tortuosa. Una de las cosas que Dios hace para nuestra ayuda es hacernos vislumbrar, a través de la Escritura los peligros de una vida cristiana victoriosa.
«Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron del mismo alimento espiritual, y todos bebieron de la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que, no caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más allá de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar» (1 Corintios 10:1-13).
Notemos que el apóstol Pablo dice: éstas cosas sucedieron «como ejemplos» y «están escritas para nuestra amonestación». Es obvio que el apóstol de los gentiles trata con estas palabras de advertirnos de los azares y peligros que rodean la vida del cristiano. A pesar de que los israelitas habían sido bautizados con Moisés en la nube y en el mar, a pesar de que comieron del mismo alimento espiritual, al enfrentarse a la prueba real, no prevalecieron. Por encima de sus experiencias, sucumbieron. - En un sentido análogo, el cristiano viene de la tierra de Egipto (el mundo), cruza el Mar Rojo (que nos hace pensar a mi entender, en la salvación). Comienza a cantar un cántico nuevo de liberación, al igual que lo hicieron los israelitas cuando vieron las aguas del mar volver a su cauce y al enemigo barrido por ellas detrás suyo.- Pero el cristiano que piensa de esta forma falla en un punto: darse cuenta de que los mayores enemigos no son los que han quedado atrás, sino los que están delante.- Jamás podremos decir que hayamos alcanzado una posición en la que podemos sentarnos tranquilamente y tomarnos las cosas con calma porque todos nuestros enemigos han sido batidos y vencidos.- San Simeón el Estilita, queriendo separarse del mundo, se subió a una columna junto al asta de la bandera y permaneció allí sentado yo qué sé por cuanto tiempo.- Pero ni así pudo librarse de conflictos espirituales con sus propios pensamientos. Podéis aíslaros en la punta de un palo o donde os plazca, pero no pasará mucho tiempo sin que vuestros enemigos os hayan localizado y alcanzado.- ¿Por qué? Porque el enemigo está dentro.- Los hijos de Israel muy pronto descubrieron esta verdad.- Huyeron de los gigantes y escogieron el desierto, pero gustaron la amargura de la derrota interior. No forma parte del plan divino para los creyentes, que son los herederos dé Su Tierra Prometida, el que caigan en el desierto. No está en su voluntad que sus hijos subsistan durante años y años con maná, cuando leche y miel les están aguardando. Pero los israelitas, absolutamente todos a excepción de Josué y Caleb, escogieron el desierto a causa de su pecado, obstinación e incredulidad.-
Su proceder ilustra muy claramente la realidad para nosotros de la sumisión de nuestro corazón a Dios. Con mucha facilidad los israelitas quizás empezaron a discutir con palabras.- Puede que uno de ellos se pusiera fuera de sí, tan sólo porque su compañero había dicho «intentémoslo». Si usamos la palabra «intentémoslo», no estamos haciendo otra cosa que decir que somos nosotros los que conquistamos la tierra en lugar de Cristo. Por consiguiente, no somos «espirituales». Hoy en día hay mucha gente que resulta hipersensible al vocabulario de los demás. No se dan cuenta de que en realidad es su propio corazón lo que ha de ponerse en sumisión y bajo la voluntad de
Dios. Josué y Caleb no utilizaron el mismo vocabulario que los demás. Caleb dijo: «Subamos luego y tomemos posesión de ella, porque más podremos nosotros que ellos.» ¡ ¡ ¡Qué carnal! ! !, exclamaríamos muchos de nosotros, «de la forma que habla, parece como si él fuera todopoderoso». Josué usó de otra fraseología: «Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la entregará.» Puedo imaginarme a Caleb respondiéndole: «Muy bien, dilo como quieras, pero vamos a la conquista.» Y lo que más nos emociona es que ambos anduvieron con Dios, ambos entraron en la Tierra Prometida y ambos recibieron ricas bendiciones. Deberíamos andar con mucho cuidado antes de juzgar los motivos de otros al no quererse sujetar a un lenguaje aprobado o «Standard».- Recordemos que nosotros no podemos ver más allá de las
apariencias externas, pero Dios escudriña el corazón. Un cristiano recién convertido, con todo su vocabulario erróneo y su mal expresada doctrina, puede tener más fe y
confianza en la obra de Cristo que el cultivado Señor Vida-Profunda, que conoce todos los términos de moda usados en teología. La llave de Caleb y la de Josué para entrar en la Tierra eran una misma: su sinceridad y su determinación para proseguir adelante, sobre la base de lo que El les había prometido.
Creo que la Tierra de Canaán nos habla en forma muy real de 1a vida victoriosa.- La salvación de Dios ha sido suficiente para trasladarnos a la otra orilla del Jordán. A pesar de que muchos de nosotros nos demoramos en el desierto incapaces de realizarlo. Somos obstinadamente incrédulos, y muy a menudo ignoramos la invitación de entrar en esta herencia, y permanecemos errantes en el gran desierto de los lamentos.- Dios ha provisto para nosotros en Cristo recursos ilimitados, y en lugar de utilizarlos permanecemos sumidos en el hambre y la pobreza hemos cruzado el Mar Rojo y nos sentimos felices de ser salvos, aunque también estamos insatisfechos de ser los juguetes de las potencias del mal.- ¿Es acaso ésta la posición en que te encuentras?.- Si es así, ¿por qué no entras en la plenitud del Señor hoy mismo? Rogamos a Dios que si algunos estáis aún en el desierto, os sintáis con fuerza, ahora mismo, para levantaros y cruzar el Jordán, confiando en Su poder inconmensurable.-
Pero en este capítulo debemos llegar más lejos. Debemos recordar, como ya hemos dicho que después de cruzar el Jordán no hemos pasado a formar parte de una excursión campera o de una vacación veraniega. Recordad las batallas, las luchas, las tribulaciones, las derrotas y las victorias de la Tierra Prometida.- Muchos cristianos cometen el error de pensar que el Jordán nos transporta a un futuro fácil en Sión No es así. La Tierra Prometida es un lugar de lucha, pero con una diferencia: al contrario que en el desierto, aparte de un lugar de lucha es también un lugar de victoria. Una vez hemos abandonado el desierto y hayamos entrado en la tierra, empezaremos a experimentar más de la plenitud y el poder de Dios, más respuestas a la oración, más experiencias de1 verdadero discipulado. Y cada vez estaremos más sorprendidos de ver que la batalla se hace más cruenta. Cada uno de nosotros, como cristianos, debemos lanzarnos plenamente: a la batalla. Puede que a veces no tengamos siquiera garantías de que podamos suplir nuestras necesidades básicas para la vida en el día de mañana. Lo único cierto es que estamos enrolados en una lucha, a muerte con el pecado, nuestro propio Ego, y con el diablo.- Si alguno de nosotros no está dispuesto, o no se encuentra preparado para esta lucha, es mejor que se retire y busque algún trabajo más fácil que realizar.
Puede sernos una gran fuente de energías y seguridad reconocer que estamos enrolados en una constante lucha espiritual.- El conocimiento de esta verdad ha sido de gran ayuda para mi esposa y para mí.
Cuando nos envuelve alguna situación azarosa y dañinos dardos apuntan hacia nosotros, reconocemos y aceptamos que esto no es sino parte del plan de Dios para nuestras vidas.- Dios trata de recordarnos que estamos en una lucha, y puedo testificar que Dios ha hecho verdaderas maravillas para mi esposa y para mí en nuestra, vida matrimonial. Los amigos casi siempre dan consejos. Nos dicen: «Debéis hacer esto» «Todos los matrimonios actúan de tal forma.» «Todos los casados jóvenes con hijos hacen esto otro.» Pero nosotros, es decir, mi esposa y yo, ante tales situaciones nos ponemos de rodillas y decimos: «Es cierto, Señor, sabemos que todos los consejos de nuestros amigos son buenos; son buenos en tiempo de paz, pero ¡estamos en guerra!» Puede que nos ayude un poco el meditar sobre las dos guerras mundiales que han tenido lugar en nuestro siglo, especialmente en lo que se refiere a los casados. Pensad cuántas renuncias al bienestar se solicitaron de los jóvenes que fueron a la lucha. Pensad en las ansiedades que sufrieron sus mujeres e hijos. Existen aún muchas viudas que se vieron obligadas a sacrificar sus maridos en bien de su patria. ¿Y nosotros? A nosotros se nos ha concedido el privilegio de luchar, no en bien de nuestro país, sino en el campo de batalla del Señor de Gloria, el Capitán de nuestra salvación.- ¿Qué clase de sacrificio no haremos con El a nuestro lado? En realidad, la palabra sacrificio es una palabra de Dios. La Palabra de Dios nos dice que huyamos del diablo, porque todo lo que el tiene para darnos y lo que nosotros podamos hacer no es nada comparado con lo que Jesucristo hizo por nosotros en la Cruz, todo lo que hagamos es nada.
Habrá batallas, y éstas serán muy reales y cruentas. Alguien ha dicho: «El diablo no arroja sus dardos sobre los cristianos nominales.» Si habéis leído libros de Historía sobre la política y actuación de un ejército en guerra, sabréis que la meta siempre está centrada en los lideres y jefes del bando opuesto.- Si habéis estudiado la historia de las guerras contra los indios americanos (una de las manchas más negras en la historia de Norteamérica), sabréis que los blancos estaban siempre intentando atrapar al jefe indio.- Sabían que si hacían al jefe prisionero, todos los guerreros que le seguían, caerían en un mar de confusión, se esparcirían y muy pronto acabarían por rendirse.-
Satanás adopta las mismas tácticas.- No pierde el tiempo en aquellos que no son importantes para Dios. A éstos ya los tiene atrapados. No creo que el diablo se preocupe mucho de abatir a un hombre que ya está caído. Más bien trata de herir a los que permanecen de pie, a los discípulos activos. Busca con fiereza a los que dicen: «Si, Señor, yo te seguiré. Y me negaré a mí mismo.» Cuando Satanás ve a alguien que está siguiendo a Cristo resueltamente forma inmediatamente un Consejo de Guerra con todos los ángeles del infierno y juntos planean el ataque a gran escala.
Para cada movimiento táctico que realizamos, el diablo tiene planeado un contra movimiento. Satán es un estratega celoso, y esto lo veremos muy palpablemente en los días venideros. Si entendemos algo de las tácticas del enemigo y estamos armados contra ellas, no nos tomarán desprevenidos.
Dos de los métodos que podemos usar contra el diablo son resistir y escapar. Personalmente siempre he sido más amante de la retirada que de la resistencia, pero por otra parte también quiero aprender más sobre la resistencia contra el Diablo con la fuerza y el poder de Dios. La Palabra de Dios nos dice que huyamos del diablo. Nos dice «resistid», pero no con nuestro propio poder, sino con el poder de la Cruz de Cristo. Una de sus armas contra nosotros es la continua acusación; pero no puede luchar contra la sangre expiatoria de Cristo a nuestro favor. Sin embargo, como no podemos permitir que sus acusaciones sean ciertas, debemos afrontar con valor y sabiduría de lo alto todos los ataques, peligros y tentaciones que lanza contra nosotros. Se nos exhorta a «no ignorar los ataques del diablo». ¿Queréis saber cuáles son algunos de estos peligros mayores en la vida victoriosa?
El primero de ellos es el orgullo. La Palabra de Dios dice: «El orgullo viene antes de la caída.» Debemos pedir a Dios que escudriñe nuestros corazones y arroje de ellos esta hábil artimaña del diablo, que es el orgullo, que tantas veces ha acarreado la ruina a muchos hombres. He visto a muchos jóvenes dedicados, celosos, llenos del Espíritu Santo, aparentemente instrumentos en las manos de Dios, quedar totalmente inutilizados en su trabajo por causa del orgullo.- A menudo se trata de orgullo espiritual. Han visto muchas respuestas a sus oraciones y están seguros de que Dios les concede todo lo que le piden.- Puede, quizá, que se hayan visto muy usados por Dios para la salvación de almas. Puede que se les haya dicho que son excepcionalmente hábiles en algo especial: «Eres un gran organizador.» «Eres un gran predicador.» «Prometes ser un gran teólogo.» El engreimiento espiritual ha penetrado en su ser y el daño ya está hecho. El prototipo de la verdadera consagración es la persona espiritualmente equilibrada que cuando se le halaga no lo toma en serio. Afronta las alabanzas y e1 honor de los hombres muy realísticamente y jamás se deja arrastrar por tales halagos.- Sabe, muy bien de donde procede el verdadero honor y a qué se debe. La persona poco equilibrada es incapaz de recibir alabanzas sin dejarse afectar por ellas. Queda atado a los cumplimientos para siempre.- A pesar de que le digáis que es débil en cualquier faceta determinada, siempre mantendrá en mente que alguien le dijo que era fuerte, precisamente en este mismo punto ¿Queréis ser cristianos equilibrados? Debéis aprender cómo desenvolveros en medio de las adulaciones de los hombres y lo que es más, como encajar sus críticas.- Pero en medio de todo ello, y por encima de todo, estad alerta contra el peligro del orgullo.- Cuando recibáis respuesta a vuestras oraciones y vuestro trabajo en la Obra de Dios comience a ser efectivo; cuando el orgullo comience a penetrar en vosotros, volveos hacia la Cruz de Cristo y arrepentíos.
Hay un tipo de orgullo que hace que nos sobrevaloremos a nosotros mismos mientras consideramos a los demás como nada.- Cuidado con esto.- Cuidado con la tentación de entrar en las iglesias o grupos cristianos y juzgar a la gente por no haber alcanzado algo que vosotros neciamente pensáis que habéis «obtenido». Continuamente pido a Dios que me libre de semejante arrogancia: Y lo que me ayuda en esto es el pensar lo que seré dentro de cuarenta años. Cuando suba a un púlpito para predicar por - centésima vez, ¿lo haré con el mismo celo, sintiendo la misma necesidad y con el mismo fervor espiritual con que lo hago en esta noche? Si no, entonces debo andar con mucho cuidado respecto a prejuzgar a los demás. Alguien ha dicho que con frecuencia las heridas que juzgamos en los demás como signos de fracaso no son sino heridas en batalla; muestra de un fiel servicio cristiano.- Vemos a un cristiano que nos parece fatigado y poco triunfalista. Inmediatamente le despreciamos como fracasado y acabado. Pero olvidamos algo: puede que sea menos activo y entusiasta que lo que nosotros somos ahora, porque en su larga experiencia ha peleado más batallas que nosotros. Puede que haya vencido en muchas de ellas, pero sus victorias le han costado serias y profundas heridas.
Hay algunos grandes hombres de Dios, ancianos, a quienes puede consideremos como pesimistas, anticuados y con poco celo. Tengamos cuidado. ¿Cuán trabajado y cargado aparecerás tú cuando tengas sesenta años y hayas sido bombardeado noche y día por las fuerzas del mal durante años y años? Debemos prevenir el orgullo haciéndonos cada uno la anterior pregunta. Sí, debemos grabar en el fuselaje de nuestra vida cristiana las victorias que por fe vayamos obteniendo en Cristo, pero también debemos ser muy cuidadosos con el peligro de la presunción. Tanto vosotros como yo, como jóvenes que somos, debemos ser misericordiosos con la generación pasada. Y de igual modo, cuando hablo con algún anciano, le pido que sea misericordioso en el trato con nosotros, pues considero que esta actitud debe ser recíproca. Creo que Dios quiere tomar a los componentes de la vieja generación y a los de la actual y enseñarnos a todos que nada seríamos, ni nada podemos ser, sin su gracia. Aprendamos de Cristo la mansedumbre de soportarnos los unos a los otros en un espíritu de amor. Aprendamos bien la enseñanza de amar a los otros más que a nosotros mismos.
Y esto nos conduce al segundo de los peligros de los que quiero hablaros: el peligro de un espíritu de crítica. Es muy fácil diagnosticar todo lo que está equivocado en la conducta de los demás. Todos poseemos este don con exuberante abundancia.- Pero los psicólogos nos dicen que las cosas que estamos más propensos a criticar en las vidas de los demás son precisamente las que no marchan bien en nosotros mismos.- A este fenómeno se le llama proyección, y parece ser que algunos cristianos son verdaderos especialistas de este fenómeno.- Cuando efectúe la prueba en mí mismo, los resultados me dejaron pasmado.- Día tras día, constantemente, iba observado deficiencias en otras personas.- ¿Eran acaso todas reflejo de alguna debilidad en mis propios hábitos o en mi personalidad? Era muy difícil ver los defectos de los demás.- Uno tenía tendencia a ser superficial; otro decía cosas que realmente no creía; otro aprovechaba poco el tiempo.- Las deficiencias que iba encontrando en todos parecían no tener fin.- Pero ¿podía ser verdad que eran un reflejo de mis propias debilidades? Tenemos la tendencia a comparar los puntos débiles de los demás con lo que nosotros creemos que es nuestro punto fuerte.- Pero puede ser que no sea así, sino lo contrario.-
Sabéis bien de qué forma Dios castigó la murmura ció en el Antiguo Testamento. Las quejas y el criticismo negativo le son abominables.- Debemos aprender a pensar y obrar en forma más positiva. Pablo, en Filipenses 4 dijo algo parecido cuando escribió:
«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay alguna virtud, si algo digno de alabanza, en esto pensad.»
¿Para qué están estas palabras en la Palabra de Dios? Creo firmemente que son parte de la revolución que Cristo vino a traer en la vida de cada hombre. Es una revolución que sustituye el espíritu negativo de quejas, por una ideología positiva y victoriosa, una revolución que sustituye el criticismo y el buscar las faltas de los demás por un espíritu de conquista, una revolución que pasa por encima de las equivocaciones y supera los errores porque mira más lejos, mira al plan de la soberanía de Dios. Siempre recordaré cierta ocasión cuando corría para tomar un tren en Estocolmo. Dentro de mí se levantó un espíritu de crítica contra el hermano que había mal interpretado el horario y me había traído a la estación diez minutos después que el tren habla partido. ¿Cómo es posible —me decía a mí mismo— que gente que ha
vivido toda su vida en Estocolmo no sepan leer sus propios horarios de trenes? Y me sentía mucho más disgustado por causa de que a la mañana siguiente debía estar en
Gothenberg para embarcar en un viaje que debía ser muy útil para los propósitos del evangelismo mundial. Podéis imaginaros cómo me sentí cuando vi. que habíamos perdido el tren. Me volví, luchando en mi interior contra mí mismo, hasta que de pronto el Señor trajo a mi mente el versículo de Romanos 8:28. Algunos podéis pensar que este versículo es solamente una «muleta» para los lisiados por alguna pérdida o contrariedad; y os diré que yo estaba realmente lisiado en mi espíritu y precisaba dé una muleta que me ayudara a vencer los rencorosos sentimientos de mi corazón. Romanos 8:28 me
enseñó que: «A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.» Y así, en fe di gracias a Dios por no haberme dejado tomar aquel tren.
Y aquella noche, el tren que hacía el trayecto de Estocolmo a Gothenberg, el tren que yo debía haber tomado, chocó. No tengo ninguna explicación del caso. Pero os diré que debemos tener mucho cuidado antes de juzgar las cosas que a primera vista nos parecen una equivocación. Cierto que cometemos errores, pero nuestro Dios es un Dios soberano que, con infinita paciencia y preconocimiento, se complace en solventar y sacar buenos resultados de nuestros propios errores. Nos dice que ha depositado los tesoros inconmensurables del Espíritu Santo en vasos de barro. Dondequiera y comoquiera que realicemos nuestro trabajo para el Señor, perjudicamos ensuciamos un poco el tesoro de Evangelio. Hay veces que me pondría a llorar cuando pienso cómo a veces he perjudicado su maravilloa verdad con la ostentación de mi personalidad corroída de mi viejo y fatigado vaso. Pero la gracia soberana de Dios dirige.- Su poder puede convertir las cosas mas crudas, débiles, torpes y fuera de lugar, en bienes importantes para la eternidad.- Precisamos de una visión más amplia de la soberanía de Dios.- Sería el modo de acabar con nuestro negativismo, y curar nuestro espíritu crítico respecto de los demás y a los sucesos cotidianos.- Cuando hacemos el descubrimiento de que nuestro pastor o líder no es lo que nosotros pensábamos; que no es un Pablo, ni un Esteban, ni un Amós, ni un Jeremías, sino un discípulo neófito, como la mayoría de nosotros, nuestros ojos se volverán a Dios y se verán libres de su espíritu de crítica.-
El tercero de los peligros que quiero mencionaros y que existe en forma muy real en toda vida cristiana victoriosa es el peligro de llegar a acostumbrarse a 1as cosas espirituales. Parece imposible, ¿verdad? Sin embargo, a medida que vemos el poder de Dios actuando respuestas a la oración y eventos imposibles en la vida de muchas personas, puede que acabemos curtidos por los sucesos milagrosos, hasta el punto de no darles mayor importancia. Cuando un grupo de cristianos pasa toda una noche en oración es con la esperanza y seguridad de que algo va a ocurrir. Y Dios contesta, ciertamente, las oraciones por caminos que no pueden explicarse con meras coincidencias..
Un grupo de obreros de Operación Movilización se juntaron a orar en Zaventem, Bélgica, y algunos estuvieron orando hasta las tres de la madrugada. Las dificultades financieras en aquellos momentos eran apremiantes y Dios nos había deparado un buen ejercicio de fe.- Cuando nos fuimos a la cama, todos teníamos un fuerte presentimiento de que Dios obraría. A la mañana siguiente tuve que telefonear a nuestra oficina central en Atherton, Lancashire, Inglaterra, para otros asuntos. Alguien me preguntó si tenía noticias de un importante donativo que había llegado procedente de otro país. El telegrama anunciando el donativo había llegado a la oficina de Atherton aquel mismo día. Eran 6.000 dólares (más de 350.000 pesetas). De seguro que ningún hombre había planeado la cosa. El dinero no vino de ninguno de los que habíamos tomado parte en la reunión de oración. Vino de alguien que estaba a muchos kilómetros de allí, y el telegrama había llegado precisamente aquel día. Hemos visto cosa como ésta suceder por más de una década, y, desde luego, otros lo han experimentado durante períodos mucho más largos. Es del todo imposible atribuirlas a meras coincidencias. Alabamos a Dios por su respuesta a la oración. Pero corremos el grave peligro de familiarizarnos con las cosas milagrosas. Nos acostumbramos al maravilloso obrar de Dios. Puede que al principio saltáramos alabando a Dios porque habíamos recibido un donativo de 1.000  pesetas, y ahora nos vienen cien mil y no le damos importancia alguna Que Dios nos perdone.
La Biblia nos dice que hay gozo en los cielos aun por un solo pecador que se arrepiente, pero algunas veces nosotros no reaccionamos a menos que se conviertan una docena. Un joven puede dar su testimonio de fe, un señorita contar la forma maravillosa en que Dios le ha salvado y transformado su vida, y nosotros ocasional mente y en forma rutinaria, decimos: «Alabado sea el Señor.-» Los ángeles pueden estar saltando de gozo, por lo que nosotros, en nuestra rutina, juzgamos como casual y no compartimos ni un ápice de su gozo. Sí, por supuesto, queremos hablar de los que se han convertido por nuestra palabra y obra y estamos seguros de que los tales en que nosotros hemos intervenido son conversiones reales y genuinas.- Pero ¿y las conversiones que han obtenido los otros hermanos?.- De estas dudamos. Recuerdo que cuando estaba en el Colegio Bíblico y salíamos todos a ganar almas para Cristo, estaba exitado de gozo.- Irrumpía en las habitaciones de mis compañeros saltando de alegría por haber obtenido un nuevo convertido. Les decía: «Vamos, deja lo que estas haciendo.- Debemos orar al Señor ahora mismo.- Debemos dar gracias a Dios por esto.» Una semana mas tarde otro hermano venía a verme y, quizá sin tanta verborrea como yo, me decía tan solo: «Jorge, alabemos al Señor, joven ha encontrado a Cristo en la calle esta noche» ¿Queréis saber
cuál era mi reacción? Me 1imitaba a decirle: «Ah, bueno»; y seguía con mis estudios, sin darle más importancia. ¡Después de todo no era un convertido que yo hubiera conquistado! Que Dios nos perdone a todos por estar demasiado familiarizados con las cosas santas, y por gozarnos de nuestras propias victorias, menospreciando las del compañero.
Esta familiaridad puede convertirse en algo estremecedor en los cultos de las iglesias.- Algunas veces nos juntamos para participar de la Cena del Señor en la Iglesia y hay menos espíritu de alabanza en nuestros corazones que si estuviéramos tomando un desayuno de entre semana, en nuestra casa. De forma parecida, los israelitas en el desierto tomaron los milagros de que Dios les hacía objeto, como cosa corriente y natural. Se acostumbraron al mana y murmuraron pidiendo carne.- Leemos en los Salmos que Dios «les concedió e1 deseo de su corazón, pero trajo flaqueza .a sus almas». Puede sucedemos esto a nosotros también. -
Otro de los peligros de la vida cristiana es el ascetismo. A veces nos hacemos la vida difícil para poder decir que tenemos una vida difícil.- Un ejemplo de esto podemos hallarlo en la historia de cierto joven que tomó parte en una campaña de Operación. Movilización y fue hospedado por una noche en cierta casa cuyo anfitrión se desvivió para prepararle una cama confortable y una taza de té. A pesar de que todo estaba dispuesto, el joven infló su colchón y anunció pomposamente a los de la casa que él había abandonado la nefasta costumbre de dormir en camas.- Debemos ser cuidadosos para actuar equilibradamente y mantener nuestros principios y creencias en justo balance.- Pablo decía que sabía padecer escasez, pero también tener abundancia.- Esto no es fácil y puede que reporte una lucha constante a muchos, pero a medida que amemos más y más a Cristo, como es nuestra meta y objetivo, iremos adquiriendo madurez.
Pero el ascetismo, a mi entender, no es tanto problema como su polo opuesto: la pereza y el amor a la vida fácil; grave mal en la Iglesia de nuestros días.- Este es uno de los peligros más terribles y tiende a atacar de un modo especial a los obreros del Señor que piensan que nadie les controla el tiempo, particularmente cuando ocupan un puesto de autonomía e independencia.- La disciplina es algo muy beneficioso para todos. Pidamos a Dios que nos libre diariamente de los peligros de la pereza, que desemboca irremediablemente en la indisciplina e irresponsabilidad.- La mayoría de nosotros necesitamos desesperadamente reconocer y comprender el valor del trabajo activo y duro.- La Iglesia carece de soldados, porque carece de hombres y mujeres dispuestos a trabajar con ardor sin reparar en esfuerzos.- Los hombres de Nehemías - pudieron acabar su obra porque se nos dice que tenían una «mente de trabajo». La Biblia, especialmente en el libro de Proverbios, habla muy seriamente de la pereza y de la necesidad de guardarnos de ella.-
Para concluir, quiero mencionar el punto del escándalo Desde el mismo momento en que Dios comienza a usarnos, el diablo busca sin descanso un motivo de escándalo.- Le encantaría sorprendernos en un momento de debilidad, en un escape de flaqueza y obtener así una fabulosa historia para contar a diestra y siniestra.- Uno de los sectores donde más tratará de atacarnos a este respecto es en el de la pureza moral.- Un predicador, hablando del pecado de David, dijo que la falta que David cometió no fue primordialmente sus relaciones con Betsabe, sino el hecho de que estaba ausente de la batalla.- Fue por tal motivo que tuvo ocasión de pasear holgadamente por la azotea de palacio.- Se relajó su disciplina y se indultó a sí mismo, excusándose de sus deberes como monarca.- Fue entonces cuando el torbellino de la tentación le azotó, y fue incapaz de resistirlo.- Esto nos amonesta y advierte de los peligros de un solo minuto en que nos apartemos del lugar al que Dios nos ha llamado. Del peligro de perder, tan sólo por un momento, la comunión con Nuestro Señor Jesucristo. El peligro de un leve acto de indisciplina; un momento de orgullo; el desliz a un espíritu crítico, el escape a un espíritu de auto-indulgencia.- Dad al diablo tan sólo una oportunidad, y estaréis, como David, el resto de vuestras vidas recogiendo el fruto amargo de vuestra caída.- David obtuvo el perdón, también nosotros; pero día tras día cosechó con dolor en su corazón lo que sembró en aquel aciago momento.-
Grandes peligros rodean al cristiano victorioso, -y debemos estar prevenidos contra todos ellos.- Recordad las palabras de Pablo en I Corintios 10:12 «El que piensa estar firme, mire que no caiga.» Pero Pablo sigue mostrándonos en el versículo que sigue la provisión de Dios para sus hijos en medio de todos los peligros, y escribe: «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana, pero fiel es Dios.» La tentación siempre está a la puerta, dondequiera que estemos y como quiera que estemos, la tentación puede sobrevenir. Enfrentaos a ella y, con ayuda de la gracia de Dios, obtendréis victoria en lugar de derrota.







CAPÍTULO V

MODOS DE DESARROLLAR EL AMOR

En Juan 13:34 leemos estas palabras de Jesús: «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.» He aquí la piedra de toque de la Cristiandad, el fundamento de la revolución que se originó con la persona misma de Nuestro Señor Jesucristo.-
«En esto conocerán que sois mis discípulos, ¿en que tengáis posesiones?» ¿Es esto lo que Jesús dijo? «En esto conocerán que sois mis discípulos, en que leáis siempre la Biblia y la llevéis constantemente con vosotros.» ¿Fue esto, acaso?.- O quizá: «En esto os conocerán como discípulos míos: en vuestras doctrinas y tesis redundantes.» O puede que lo más importante en el Cristianismo sea el esfuerzo y sacrificio de nuestra parte, por esto exclamó: «En esto conocerán que sois mis discípulos, en que crucéis tierras y mares, valles y montañas, distribuyendo folletos y ganando almas.»
NO; Cristo no dijo ni por asomo, nada de esto.- Dijo que hay tan sólo un medio prioritario por el cual el mundo se convencerá de que somos realmente discípulos suyos, y este es el amor que tengamos los unos para con los otros.- No somos discípulos de una teoría ni de una doctrina, no somos discípulos de una institución, somos discípulos de El.- Nuestro discipulado consiste en una relación de amor personal.- Consiste en una nueva clase de amor, el amor que Cristo tuvo para con nosotros cuando entregó su vida por nosotros.- «Un nuevo mandamiento os doy: Que os améis los unos a los otros, como yo os he amado.» Esto es lo que debemos recordar: «Como YO os he amado.» Este es el lema del estandarte divino.- Esto lo que Dios pide de nosotros.- Y el corazón de Dios busca este amor hoy en día. Deberíamos amarnos los unos a los otros con el amor con qué Cristo nos amó.-
El es nuestro ejemplo. El es a quien debemos seguir, o como dice en 1ra. de Juan: «Andar como El anduvo» Puede que conozcamos algo lo que es el amor; pero la
Escritura Santa tiene mucho más que revelarnos. El amor es entrega, el amor es una búsqueda incansable para el rescate de nuestro semejante, una búsqueda de sus necesidades, una búsqueda de la forma cómo traerle la ayuda y la felicidad del cielo. Muchas veces la. gente me pregunta: «¿Cómo podemos llegar a entender el amor de Dios?» La respuesta la encontramos en las palabras de este versículo: «En esto hemos conocido el amor, en que El puso su vida por nosotros»; y sigue el versículo:
«también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos». Para experimentar el amor en su plenitud, deberíamos, en reciprocidad, entregar nuestras vidas por los hermanos, así como El la entregó por nosotros. Por que no hay mayor amor que el que pone su vida por sus amigos» (Juan 15:13).-
El amor es la esencia misma del discipulado. El amor es el muro que rodea a todo verdadero discípulo, el tejado que le protege y el suelo sobre el cual descansa.- La
Biblia dice muy enfáticamente que si hablare lenguas, sean éstas humanas o angélicas, y aunque tuviera toda la sabiduría, hiciera los más grandes y abnegados sacrificios, y entregara mi cuerpo para ser quemado, y repartiera todos mis bienes entre los pobres; si no tengo amor, soy menos que nada. Vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.- Quiera Dios librarnos de los engaños del diablo en estas cosas.- En cualquier caso, Jesús llamó a hombres muy devotos, sepulcros blanqueados. Puede que nuestro discipulado no sea más que eso, pretenciosos sepulcros blanqueados, metal que resuena y címbalo que retiñe, produciendo toda la apariencia y ruido exterior de una vida santa y sacrificada, teniendo pocas posesiones, vigilando nuestro dinero, mientras que, por dentro, no somos nada, absolutamente nada, por falta de amor.- Pero la Biblia nos enseña muy claramente que, pese a que los hombres pueden ser engañados por las apariencias exteriores, Dios examina el interior.- El amor que El busca de su discípulo es un amor que sale del corazón.- El amor no es algo externo, de quita y pon, que pueda medirse con algún tipo de termómetro espiritual; el amor se expresa en hechos, hechos que broten espontáneamente del corazón que ha sido tocado por Dios.-
Probablemente la mayoría de nosotros debemos confesar que sabemos, en la práctica, muy poco sobre el amor entre hermanos.- Sabemos bien que nuestros corazones nos han engañado en infinidad de ocasiones, y hemos amado a nuestros semejantes con la doble intención de obtener beneficios de nuestros amor.- Pablo nos habla de un «amor genuino».- El amor divino es imparcial, no hace acepción de personas.- Es el mismo para el rey y soberano que para el barrendero.- Y nosotros debemos impartir el mismo tipo de amor.- Jesús mismo nos enseñó que si vestimos al desnudo y visitamos al preso, obtendremos galardón en los cielos.- Si damos tan solo un vaso de agua, obtendremos recompensa.- Porque Jesús dijo: «Por cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.»
El amor, como os he dicho, es algo revolucionario.- Pero viene a nuestras mentes la pregunta: ¿Es posible tal clase de amor? Esto de entregarse a uno mismo en favor del hermano; de ser sepultado en la tierra y morir -para llevar fruto- este mandamiento de negarse a uno mismo, tomar la cruz y seguirle, ¿da algún resultado en realidad? ¿O puede más bien que siguiendo estas máximas acabe uno frustrado, desviado y embaucado en alguna de estas sectas fanáticas y cerradas que tanto abundan en religión? Podéis replicar: El amor, según nos dices, incluye la renuncia a todas mis posesiones mundanales; me exige doblegar el orgullo de mi corazón, negarme a mi ambición de poder terrenal, mi ansia de honores, de reconocimientos, de distinción material. Dime una cosa. ¿Obtendré acaso algún resultado práctico de todo ello? ¿Acabaré siendo una persona normal, sana y equilibrada emocionalmente si hago todo esto?
O de otro modo: ¿Cómo puedo practicar tal clase de amor? ¿Qué ocurrirá cuando tropiece con alguien a quien me resulte imposible amar? Sucede a menudo que aun cuando en teoría decimos: «Sí, claro, amo a todo el mundo», cuando llegamos al terreno específico de la práctica no sucede así.- Si somos sinceros deberemos reconocer que, muy a menudo, nos ocurre como aquel cristiano que dijo: «Sí, le aprecio mucho, tan sólo que no deseo hablar con él.» Por tal razón permitid que os pregunte de nuevo:
¿Somos capaces de amar a los hombres de la forma que debiéramos?
El amor es algo muy práctico. Debemos aprender los medios por los que la Biblia nos enseña a desarrollarlo.- El amor a nuestros semejantes no es algo inmanente O que venga a nosotros de forma natural.- No se nos imparte como resultado de alguna experiencia excepcional en un culto de consagración, o algo por el estilo.- Puede que tales cosas nos estimulen a que amemos más a los que nos rodean, pero el amor verdadero es algo que tiene que aprenderse lentamente en la dura escuela de la vida.- Puede haber una crisis, pero toda crisis que no vaya seguida de un proceso de recuperación acaba por ser muy pronto un tumor maligno.-
He descubierto que la Biblia habla con mucha claridad del tema del amor y de cómo desarrollarlo.- Lo primero que nos dice es que el amor es un fruto del Espíritu.- Por tanto, el primer punto está en que debemos ser llenos del Espíritu.- Es muy simple y evidente que, si una persona está llena del Espíritu, el amor operará en el en alguna forma.- Si la tal persona no da evidencias de amor, tampoco hay evidencias de que posea la plenitud del Espíritu.- El texto de Efesios 5:18 nos transmite uno de los pocos mandamientos que el Nuevo Testamento nos da respecto al Espíritu Santo.- Dice: «No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, antes bien sed llenos del Espíritu Santo»; e inmediatamente después de este versículo siguen las palabras: «hablando entre vosotros» (esto es; los unos con los otros). El amor que fluye de la plenitud del Espíritu Santo es, ante todo, comunicativo. Se expresa de forma horizontal en lo que se refiere al gozo y esperanza cristianos, y así comparte sus experiencia «hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales.- Y al propio tiempo se comunica con Dios «cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre». ¿Y que sigue? Lo que resulta de la plenitud del Espíritu Santo es: «Someteos los unos a los otros.» ¿No habéis sentido alguna vez el irresistible deseo de borrar de la Biblia este embarazoso versículo? Pues permitidme
que os diga que estas palabras del apóstol son básicas en el tema del amor.-
La segunda enseñanza que hemos encontrado en las Escrituras concerniente al amor por una persona determinada.- Si tenemos problemas y dificultades con algún hermano o hermana en Cristo, la primera y primordial resolución que debemos tomar es la de comprometernos en una lucha de oración en su favor.- No pensemos por ello que la actitud de este hermano cambiará repentinamente en la forma por nosotros apetecida; pero sí puedo aseguraros qué el Señor le bendecirá por medio de vuestras oraciones; y lo que es más, al orar en su favor, os bendecirá a vosotros también en el corazón. Si juzgáis a alguien como poco espiritual, o bien veis en su vida alguna flaqueza en particular, Dios puede subsanar sus deficiencias por medio de vuestras oraciones.- Pero, al propio tiempo, puede también que tenga que transformaros a vosotros mismos.- Nosotros somos los responsables de las flaquezas en las vidas de nuestros hermanos, y
estoy convencido de que, muy a menudo, las debilidades de los demás no son más que el reflejo de las nuestras propias.- Si no soy capaz de cambiar la vida de un hermano por medio de la oración, ¿cómo puedo atreverme a juzgarle como poco espiritual? Empecemos por orar en favor de aquellas personas que nos son poco agradables o quizá que no comprendemos lo suficientemente bien, y Dios es poderoso para cambiar cualquier estado de cosas.- Muchos ejemplos de esta verdad tenemos en la Escritura, en los cuales se nos exhorta a orar por todos los hombres.- Y el Señor Jesús enfatiza específicamente que debemos orar por nuestros enemigos.-
Otro paso esencial es el orar JUNTAMENTE con la persona en cuestión. Esto no quiere decir que debemos ir al hermano y decirle: «Mira, quiero orar contigo porque me eres antipático y me estás causando muchos problemas, y pienso que si oramos juntos esto puede sernos de ayuda.» No, no es esto.- Lo que debe hacerse es ir y compartir los goces y tristezas, las victorias y las derrotas del hermano sin decírselo, y así mantener una comunión fraternal en vuestros corazones. Si tenéis dificultades con algún miembro de la iglesia, o con algún compañero de grupo, tratad de juntaros con él y orar juntos con más frecuencia.- Haciendo esto, principiáis a obrar el primer esfuerzo en favor de vuestra mutua comprensión.- Es algo vital si deseáis desarrollar el amor En 1ra Corintios 13 se nos dice que el amor todo lo cree. El odio, el orgullo, el temor cree siempre lo peor.- Tan sólo el amor cree todas las cosas.- A menos que estemos dispuestos y preparados para confiar en los demás, incluso cuando somos engañados, burlados y calumniados, no hay esperanza.- Yo defiendo con todas mis fuerzas, y creo sinceramente, la teoría de pensar siempre lo mejor, siempre el bien; tratar de comprender las razones de los demás, tratar de ver las cosas desde su punto de vista.-
A veces vemos a un compañero cristiano obrando de tal o de cual forma y decimos en seguida, irritados: ¿Por qué hace esto?, o ¿con que derecho obra así?.- El amor en
cambio, busca la forma de entender las razones del otro.- El porqué actúa así.- El trasfondo de la cuestión Puede que en aquellos precisos momentos tenga algún problema en particular que tu desconoces.- Quizá no se encuentre bien o se halla bajo alguna depresión mental.- Quizá le haya surgido un problema aqul mismo día, que nosotros no sabemos.- Hay muchos factores de circunstancias, parentescos o antecedentes, extendiéndose al pasado, que nosotros no podemos ni necesitamos conocer.- Tenemos que tratar de comprender y creer lo mejor acerca de este hermano o hermana cristianos.- Tenemos que hacernos cargo de sus problemas, dificultades y batallas espirituales antes de juzgarle.-
Al hacer esto necesitamos ver el lado positivo de cada situación y problema.- Esto es lo admirable respecto a la fe real y profunda en la soberanía de Dios.- Nos capacita para entrar en su reposo sabiendo que E1 está a cargo de todas las cosas que suceden sobre la tierra. ¿Somos creyentes en El? Entonces el Señor está encargado de nosotros.- Algunas veces el diablo parece muy poderoso y muy activo, pero controlado por Dios nada puede.- De un modo básico y último es Dios solamente quien está al
cargo de nuestras vidas.- Cuando parece que el diablo está llevando la dirección, recuerda que hay victoria en la sangre del Señor Jesucristo.- En todas las situaciones
humanas y en todas nuestras relaciones debemos aprender a decir: «El Señor está en esto»; y debemos aceptar nuestra parte contando con esta base.- El amor puede ser
activo entonces porque estarnos mirando al lado positivo  y no al negativo.- En Filipenses 1:6 se nos dice: «El que ha empezado una buena obra la completará», y esto se refiere tanto a Dios como a nuestros hermanos, que están bajo la mano de Dios.-
Otra cosa que crea amor es el interés personal.- Toma un verdadero interés en la persona con la que no puedes congeniar. Ten una palabra animosa para él, o para ella, juntamente con el rutinario: «Buenos días», o «cómo está?» A menudo estamos interesados solamente en nuestros propios asuntos; siempre estamos prontos a hablar de lo nuestro, pero no a escuchar.- Si sabemos tomar un verdadero interés en otras personas veremos que esto hace una gran diferencia.- Yo tuve una charla con mi hijo el otro día acerca de la escuela. El está un poco atemorizado de su profesora y tiene algunos problemas con ella.- Me temo que ella tiene que reprenderle algunas veces.- Pero yo le dije totalmente al revés de lo que pensaba que le diría.- En vez de compadecerle y darle la razón le dije: «Sabes, yo creo que ella te quiere.» Fue como si le hubiese dado un pinchazo; se sonrió y corrió hacia su madre.- El caso es que todos necesitamos amor, afecto y atención.- Lo necesitamos para nosotros mismos y debemos darlo a otros.- ¡Hay tantos que lo necesitan y tan pocos que lo dan! Si hay alguien cuyo carácter choca con el vuestro, preguntadle acerca de su trabajo; tomad interés en sus cosas y juntamente con esto proporcionadle alguna palabra de encomio o alabanza. Esto promueve amor.-
Nunca debiéramos burlarnos de la gente. Es muy fácil burlarse de una persona, del tamaño de sus orejas, el estilo de su peinado, los vestidos que lleva, cualquier alusión a estas cosas produce risas, pero daña y hay gente que no pueden soportar una broma. Alguien dijo:
«Si yo puedo divertirme con una broma a expensas de otra persona, si puedo de cualquier manera herir a otro en la conversación o aún de pensamiento, entonces es que no sé nada del amor del Calvario.»
«Si menosprecio a aquellos a quienes soy llamado a servir, hablo de sus puntos flacos en contraste con lo que yo pienso que son mis puntos fuertes; si adopto una actitud de superioridad, es que estoy olvidando a Aquel que me hizo diferente.- ¿Qué tienes que no hayas recibido? –es la pregunta que me hace la Palabra de Dios-; si la olvido, es que no conozco nada del amor del Calvario.»

Guardaos de menospreciar, hacer broma, burlaros o reír a expensas de otro.- Todo esto puede impedir el amor y la unidad y contristar el Espíritu Santo de Dios.-
Otra cosa que ayuda, siempre que encontramos a un camarada cristiano que nos es dificil amar, es preguntarnos a nosotros mismos qué sería él y que sería yo si no fuésemos del Señor.- Pensadlo un poco y empezareis a ver cómo Dios resuelve los problemas entre ambos.- Esto ayuda mucho.- Comprended también que todos los hombres han sido creados a la imagen de Dios y que El ama a todos, Esto incluye a las personas no creyentes.- Podréis ver a personas en la calle sucias, perdidas y repulsivas; sin, embargo, son imagen de Dios. ¿Pueden nuestros corazones repudiar a las personas que no nos gustan, cuando comprendemos que Dios las amó y que Jesús murió por ellas?
Siempre que podáis, dad algo a la persona que os ha ofendido o con la que tenéis problemas.- Se cuenta de un matrimonio que estaba a punto de naufragar El marido nunca recordaba los aniversarios o cumpleaños de la esposa jamás le traía un regalo y siempre estaba quejándose de todo.- Ella se sentía muy desalentada.- Pero un día, al marido le vino La idea de traerle un ramo de flores.- Esto era tan desacostumbrado que cuando sonó e! timbre de la puerta la esposa fue a abrir y vio al marido con un ramo de flores en la mano y rompió a llorar, diciendo: «¡Ay, Dios mío, sólo esto me faltaba! ¡He tenido un día terrible! Los niños estaban inaguantables; he tenido una pelea con el lechero; se me ha quemado la cena, y ahora vienes a casa borracho.» No podía creer que su marido estuviera en sus cabales al traerle un ramo de flores. Pero aquello fue un momento crucial de cambio en la vida del matrimonio. Si hay una persona con quien te es difícil tratar y quieres establecer una buena relación con ella, no esperes a que sea extraño tu proceder por poco usual.- Empieza a tratarle bien ahora; procura darle, ya sea ayuda práctica o algo que le anime. Alguna vez puede parecer contraproducente. Puede que lo torne a mal diciendo: «¿Por qué haces esto?», o «¿Qué pretendes con ello?» Si así ocurre no te desanimes.- Dios conoce tu corazón y lo que tú tratas de lograr, y el Espíritu de Dios siempre trabaja en los suyos.-
¡Cuán descuidados somos de las sencillas y justas palabras de la Sagrada Escritura. Recuerda Mateo 25:45: «Entonces El le responderá diciendo: Por cuanto no lo hicisteis a uno de estos pequeños a Mí no lo hicisteis.» Y compáralo con el versículo 40: «Por cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeños, a Mí lo hicisteis.» Este es un pasaje revolucionario, y si dejáramos que penetrara en nuestras mentes y corazones cada día, cambiaría nuestras vidas.- Lo que hacemos por el más pequeño de nuestros hermanos cristianos lo hacemos a Cristo.- Nuestra actitud hacia el más flaco y el más joven de nuestros hermanos dice Dios que revela nuestra actitud hacia su Hijo. Esto debería llevarnos al arrepentimiento. «El que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?» (1, Juan 4:20).-
¿Es que hemos olvidado la llamada regla de oro? «Todo lo que quisiereis que los hombres hicieren con vosotros así haced vosotros con ellos, pues esta es la ley y los profetas» (Mateo 7:12).-
Este versículo nos ofrece una norma infalible: Antes de hablar o de obrar comprueba cual sería tu propia reacción ante aquellas palabras o aquella acción.- A ninguno de nosotros nos gusta ser calumniados, ¿no es verdad? ¿Te gusta que la gente te critique?, ¿Qué hable en contra de ti?, ¿que te despelleje a tus espaldas? Entonces, ¿por qué lo haces?.- Aquí hay una regla muy sencilla que, de ser puesta en practica, revolucionaría nuestras actitudes mutuas.- Y esta regla está respaldada por otra: «Con el juicio con que juzgais sereis juzgados.» A menudo somos exhortados a «andar en la luz» (1ra. Juan 1:7). Esto está bien, pero es malo olvidar otro mandamiento: «Andad en amor» (Efesios 5:2).- Estos dos pasajes deben ser puestos juntos. Algunas veces ponemos todo el énfasis en «andar en la luz» y, como resultado, muy pronto vemos faltas en todos los demás.- Así es la naturaleza humana, corre a reprender a otros; pero si lo hace sin amor, todo lo que logra es daño y confusión. La Biblia nos dice cómo corregir a otra persona. «Hermanos, si alguno fuerte tomado en alguna falta, vosotros que sois espirituales -lo que no siempre puede ser dicho de todos- restaurad al tal con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo para que tú no seas también tentado» (Gálatas 6:1). Hay mucha gente a quienes gusta corregir a otros, pero muy pocos saben hacerlo correctamente, con verdadera humildad, teniendo en alta estima a la persona a quien corrigen.- Alguien dijo: «Si podemos ir a corregir a alguien sin dolor en nuestros corazones, es que no conocemos el amor del Calvario.» 
El capítulo 13 de Corintios nos enseña que no debemos alegrarnos de las faltas de otros.- Cuando hemos corregido a otro debería haber verdadero dolor y simpatía hacia aquella persona en nuestros corazones.- Nunca debemos asumir la actitud de: «¡Ya te lo dije; si me hubieses escuchado!» Andar en la luz sin amor nos induce a la crítica y abre la puerta al orgullo.- De este modo el amor es paralizado.- Cuando yo voy a andar en la luz con respecto a alguno debo ir con todo lo positivo que pueda caber en mi mente.- Con todas las cosas que Dios ha hecho y está haciendo con y por medio de mi hermano.- Debo, al mismo tiempo, tener en mente mi propia flaqueza y mis propias faltas.- Solamente entonces puedo hacerle partícipe de lo que hay en mi corazón.- Muchas veces Dios permite que ocurran cosas a fin de que más tarde podamos ser capaces dé ayudar y confortar a otros. ¿Os acordáis de aquel texto en qué el apóstol San Pablo habla acerca de esto? «Dios -dice-  nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que seamos capaces de consolar a otros en cualquier tribulación, con la consolación con que nosotros mismos hemos sido consolados» (2a Corintios 1:4). Dios nos permite pasar por grandes tribulaciones en nuestras vidas a fin de que más tarde seamos capaces de aconsejar y tratar a otros.- ¿Cómo podría una madre que haya tenido cuatro hijos sin complicaciones en su nacimiento, ni problemas de enfermedad o de crianza, ayudar a. otra madre que ha tenido tres malos partos y un hijo retrasado mental? Pero una madre que haya perdido un hijo ella misma, o que haya sufrido de alguna manera en su maternidad, puede comunicar amor a otra que sufre.- Dios puede hablar con fidelidad, pero también con compasión.- Nosotros podemos andar en la luz si tenemos también esta clase de amor sensitivo.- Amar no es una cosa sencilla. Tenemos que reprender y corregir con amor, pero sin temor.- Alguien dijo acertadamente:
«Si yo tengo miedo de decir la verdad por no perder el afecto de una persona, o de que la persona afectada me diga: ¿Que te importa?, ¡tú no entiendes nada! O tengo temor de perder mi reputación de carácter amable; si pongo mi nombre antes que el bien en sí, es que no conozco el amor del Calvario.»

Reprender y exhortar, como deberíamos hacer algunas veces, es una de las cosas más difíciles.- Es más fácil amar a alguien acariciándole la espalda que darle una amonestación; pero hay veces en que el amor debe corregir.- Yo tengo que corregir a mis hijos.- Nunca se acarician a los hijos diciéndoles en sus errores y caprichos que todo «esta bien» por ejemplo si le da un puñetazo a la cara a su hermano.- El amor obra.- Si veo a un chiquillo saltar de la acera, a punto de ser atropellado por un automóvil, no me limito a decir: «Niño, ¿no harías mejor de quedarte aquí en la acera?» ¡No! Actúo en el acto.- Tomo al niño por el brazo impidiéndole dar aquellos dos o tres pasos que le llevarían debajo de la rueda.- La Biblia nos dice que tenemos que arrebatar a los hombres del fuego.- Es un falso concepto del amor pensar que tal acción es demasiado drástica.- El amor de Jesús no fue un amor de teatro; él vino a servir.- Yo creo que fue el amor lo que hizo a Jesús ir al templo a limpiarlo de cambistas y vendedores abusivos.- Era amor por la justicia.- Era amor por los que solían ser estafados.- Su amor le llevó a la acción a través de toda su vida.-
El amor crece, no está estático.- Pero no sirve tomar nota de todas las maneras de desarrollar el amor y decir simplemente: ¡Lo intentaré, lo probaré! Esto no es suficiente resolución, como quien al mirarse en un espejo ve la suciedad; pero hay que hacer algo más.- Hay que ir al Señor con arrepentimiento y confesión de nuestro fracaso en amar.- Si andamos con Dios, El traerá estas cosas a nuestra mente y nos enseñará a cumplirlas.- El es quien obra en nosotros con todos los recursos de su gracia.- Pablo podía estar confiado, y nosotros también, de que «el que ha empezado una buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo». Apela a Filipenses 1:7 para ti mismo y para el hermano con los cuales no puedes congeniar.- Dios está obrando en vuestras vidas, y El continuará esta obra.- A veces parece que va muy lentamente y nos desanimamos; pero tenemos su palabra que El completará la obra, la «buena obra»; y lo hará «hasta el día de Jesucristo».-







CAPÍTULO VI


SU GRACIA ES SUFICIENTE
Los que somos llamados a predicar tenemos una gran ventaja. Es mucho más fácil para nosotros comprender nuestra completa incapacidad. Cuando vamos a la plataforma como oradores nos apercibimos más fácilmente de la responsabilidad que es puesta sobre nosotros.- Sabemos que no somos dignos, que no conocemos la Palabra de Dios como debemos; nos damos cuenta de cuán poco vivimos una vida de oración e intercesión.- A veces hemos sido hechos concientes por otro predicadores, de que trabajamos confiando en nosotros mismos, y por falsos motivos.- Con mas facilidad que otras personas nos damos cuenta de lo que realmente somos, y comprendemos que no somos tan consagrados como lo suponen nuestros oyentes.-
Muchos jóvenes empiezan una vida de servicio cristiano y actividad creyendo que son cristianos perfectamente consagrados.- Han sido llevados a pensar así por sus compañeros de colegio o por otros miembros menos activos de su iglesia local.- Así que empiezan pensando: «Bien, yo soy un cristiano activo y voy a servir al Señor
Jesucristo», y se sienten satisfechos.- pero a medida que pasan los años llegan a ser más y mas conscientes de las Palabras de Jesús: «Sin Mí nada podéis hacer.»
Todos nosotros llegamos alguna vez si somos honestos, a una situación en que no podemos testificar más, acerca de nuestra dedicación al Señor.- Ya no podemos hablar de cómo vamos a servirle y nos sentimos extremadamente desalentados.- Nos damos cuenta demasiado bien de que no somos Hudson Taylors, o George Müllers, o C. H. Studds, o Bankht Singhs. Nos miramos a nosotros mismos, a nuestros fracasos, y a menudo concluimos que no hay esperanza para nosotros.- Pero hay un antídoto para esto.- Alguien dijo una vez que: «Por cada mirada que se daba a sí mismo, daba diez miradas al Señor Jesús»; y esto es lo que está en mi corazón decir.- Nuestra sola esperanza para vivir victoriosamente está en el Señor Jesucristo.- Esto significa.- conclusión. Hemos de llegar al punto en que comprendamos en que nuestra sola esperanza está en Jesús. No es Jesús más una organización cristiana, o Jesús más la distribución de literatura, o Jesús más actividad misionera.- ¡No! Nadie más que Jesús puede satisfacer los anhelos del corazón humano.-
Debemos tomar como nuestro texto para cada día aquellas grandes palabras que encontramos en 2da. Corintios 12:9: «Y El me dijo: mi gracia te basta; pues la flaqueza en mi potencia se perfeccionará.- Antes bien me gloriaré en mis flaquezas para que el poder de Cristo pueda reposar sobre mí.» ¿Estás tú en una situación difícil? Se da el caso de que el diablo de la discordia, de la crítica, de las malas interpretaciones, de las murmuraciones y la confusión, parecen haberse juntado contra ti? En este momento de tensión recuerda las palabras: «Mi gracia te basta.» Quiera Dios fortalecer este sentimiento, dejándolo bien fijado en lo más profundo de tu subconsciencia; pues sin ello, ninguna brillantez externa de barniz religioso te llevará con triunfo a través de la guerra que tienes delante de ti.
¿Cómo puede el coste de la guerra del cristiano ser menos que el que las guerra humanas exigen de los ciudadanos de cualquier nación? Algunos de nosotros conocemos la famosa ilustración dada por aquel gran santo de Dios llamado Alejandro Duff, cuando se puso de pie y con vibrante energía preguntó .si Escocia no tenía más hijos para dar.- Llorando ante la multitud dijo: «Cuando la reina Victoria llama voluntarios para la India, centenares responden, pero cuando el rey Jesús hace el mismo llamamiento nadie va.» Y prosiguió diciendo: «Si no hay ninguno yo iré. Yo volveré a la India y dejaré mis huesos a las orillas del Ganges, para que la India pueda conocer que Escocia tiene al menos una persona que se preocupa de su necesidad.» 
Ya sea que quedemos en nuestro país o que vayamos al extranjero, el llamamiento de Cristo a nuestras vidas es un llamamiento de lucha.- Va a ser difícil.- Jesús nunca promete un camino fácil.- Quizá lo hallaremos imposible.- Con nuestra falta de instrucción, nuestra insuficiente experiencia, nuestra juventud, nuestro escaso conocimiento de Dios, vamos a hallarlo, mas que difícil, imposible.- Nuestra sola esperanza, entonces, es la todo suficiencia del Señor Jesús.- Que podamos ir adelante confiando solo en su poder.- «Mi gracia te basta.»
Alguien ha dicho que la Gracia significa: «las riquezas de Dios a cuentas de Cristo».- Esta frase hace destacar el gran privilegio que tenemos; o sea, que nosotros no somos nada; que nosotros no somos nadie, y aún peor: que somos incapaces pecadores.- Con todo, podemos ser empleados a su cargo y usados para la gloria de Dios.- Deberíamos venir a la mesa del Señor, llorando al pensar que hemos sido salvos por una gracia tan costosa como la de su muerte.- ¡Es tan fácil para todos nosotros acostumbrarnos y llegar endurecidos e indiferentes a lo que Jesús hizo en la cruz por nosotros!.- Es muy posible para nosotros juntarnos reverentemente alrededor de la Mesa del Señor y salir, una y otra vez, sin el ardiente sentimiento de haber estado con Cristo.- Cuando esto ocurre hacemos vana la gracia de Dios.-
Pero hay otra manera de hacer vana su gracia. Podemos hacerlo descaradamente.- Esto ocurre cuando llegamos al punto del desespero, en la hora difícil y de prueba, y llegamos a decir: «Dios mío, ¿para qué, sirve todo esto? Ya no puedo más.» Y quizá osemos añadir: «Y Tú ya no puedes ayudarme.» Entonces hacemos vana la Gracia de Dios. Pues éste es precisamente el momento cuando podemos descubrir que Su Gracia es suficiente. Su vida, su poder son precisamente lo que puede llevarnos, no «de alguna manera», sino triunfalmente.- Sabemos que las demandas e ideales de Cristo son muy altos y que nosotros somos derrotados en nuestros intentos de obedecerlos; sin embargo, sabemos también que la aparente imposibilidad de vivir esta clase de vida desaparece totalmente ante Su Gracia.- No hay Gracia para el hombre engreído que dice: «Te doy gracias, Señor, que no soy como los otros hombres» pero hay Gracia para el que reconoce su pecado y fracaso; para el que llora diciendo: «Sé propicio a mi pecador.» La completa suficiencia del Señor Jesucristo suple nuestra deficiencia, Su omnipotencia sustituye toda nuestra ineptitud.- No podemos comprar su gracia o ganarla; podemos sólo venir a la cruz con quebrantamiento de espíritu y decir: «¡Señor, lo he probado y no puedo; tómame y hazlo Tú!»
He hablado de la batalla de la propia estimación, del deseo de ser alguien en la opinión pública. Pablo tiene, un mensaje a propósito para nosotros a este respecto. En
Colosenses 2:9-10 leemos: «En El habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente; y en El estáis cumplidos.» ¡Cumplidos!
¿Nos damos cuenta de esto, cuando nos sentimos ofendidos porque no se nos ha tenido en cuenta? ¿Cuando nos parece que no somos apreciados? ¿Cuando nos sentimos fuera de lugar en nuestro propio grupo? Cualquiera de estas cosas puede hacernos sentir incompletos. Quizá más tarde podamos encontrarnos en situación aún peor: enfermos, débiles físicamente o en la cárcel.- Haremos errores y seremos criticados; quizá nunca lleguemos a ganar muchas almas para Cristo.- Nuestros planes no se cumplen y nos sentimos frustrados, incompletos, insuficientes.- En situaciones como éstas solo podemos experimentar una paz segura si sabemos que somos completos en Jesucristo.- Nuestra suficiencia no es Cristo más los amigos; Cristo mas el servicio; Cristo más la posición; Cristo más las almas.- Somos completos solamente en El.- En El está la plena suficiencia, y El es todo lo que necesitamos.- Todo lo demás fallará y desaparecerá, Jesucristo nunca fallará ni nos dejará.- El nunca nos abandonará o se volverá de espalda a los que vienen a El con corazón quebrantado, arrepentimiento y oración.- El nunca nos rechazará cuando acudimos a Él sintiendo nuestro orgullo, nuestro pecado, nuestro egoísmo, nuestras flaquezas y nuestros fallos.- La única cosa que debe importarnos es Jesucristo, ya que en El está toda nuestra suficiencia Si se levanta alguna dificultad acerca de la cual seamos llevados a preguntar: «¿Es El suficiente para esto?» La respuesta es: «¡Sí, en absoluto!» El es suficiente para nuestra turbación mental, nuestro exceso de trabajo, nuestros muchos cuidados, nuestras dificultades.- Para todas las cosas que van mal y afectan nuestra inteligencia y nuestras emociones.- Podemos sentirnos incapaces de seguir adelante; con ganas de abandonarlo todo.- Puede parecernos que el Señor está pidiendo demasiado de nosotros.- En todo ello El es suficiente.- El nos dice: «En Mi estáis cumplidos.» Recordemos que ya hemos sido hechos aceptos a Dios en Cristo, el Hijo amado.-
. Todos nosotros buscamos ser aceptos, todos queremos ser solicitados, necesarios, mimados y atendidos. Si esperamos encontrar al marido o la esposa ideal, que cumpla todo esto en nosotros, vamos a tener, seguramente, un desengaño. Ningún marido ni ninguna esposa pueden llenar los más profundos anhelos de nuestros corazones, porque nosotros hemos sido hechos para Dios.- Solamente “El puede llenar el profundo vacío de nuestras almas.- Sólo El puede satisfacer los anhelos más profundos del humano corazón. Recordad que hemos sido aceptos, no para el futuro, sino ahora. Y que no hemos sido aceptados por algún grupo social humano, sino por el Dios Viviente.- Somos aceptos por amor a El, no por amor a nosotros mismos, puesto que somos pecadores imperfectos, pero el Señor Jesucristo es perfecto y suficiente. Con el conocimiento real de este mensaje, no hay nada, ni lo alto ni lo bajo, ni la vida ni la muerte, ni nadie en el Universo, que pueda detenernos; pues nadie puede sobreponerse a El.- Su gracia, abundante y rebosante, es nuestra en Jesucristo, por su Santo Espíritu. Creedlo, apropiároslo y nunca lo olvidéis. «Mi gracia te basta.».-









CAPÍTULO  VII

DECLAREMOS UNA REVOLUCIÓN
Tras de leer estas páginas podéis haceros la pregunta: ¿Y después que? Leer acerca de la todo-suficiencia de Jesucristo es una cosa pero apropiársela y experimentarla en nuestra propia vida es otra cosa muy diferente.
Podemos leer acerca del reposo de la fe y sin embargo no entrar nunca, realmente, en esta realidad como experiencia diaria. Este libro es mas que nada un llamamiento a la realidad. Si solamente tuviera que ser otro volumen de exhortaciones espirituales o una visión espiritual superior sería mejor no escribirlo pues la Biblia nos advierte que «la letra mata, más el espíritu vivifica». El ideal del cristiano vivo, descrito en estas páginas, no será fácilmente alcanzado.- No tendrás lugar en nuestras vidas como resultado de una corta oración de entrega al final de cada capítulo, o por alguna clase de experiencia pasajera de Cristo.- El Señor puede usar una crisis para levantar a una persona de una depresión espiritual; pero en todos los casos ha de tener lugar una crisis plus un proceso, para mantener a esta persona en un movimiento de avance, como revolucionario espiritual y discípulo de Jesucristo.-
Por lo tanto, si este libro ha de significar algo para ti, personalmente, debes DECLARAR UNA REVOLUCIÓN».
Esto absorberá la totalidad de tu energía espiritual y el ejercicio de todos los medios de gracia señalados en la Palabra de Dios. No habrá revolución para aquellos que simplemente «juegan a ser consagrados» o se guían por emociones. No habrá revolución para la persona que no está dispuesta a negarse a si misma, tomar su cruz cada día y seguirle.-
Tenemos, a toda costa, que creer que Dios abrirá nuestros ojos y nos capacitará para ver la «dicotomía» espiritual dentro y alrededor nuestro. Tenemos que experimentar verdaderamente lo que dice la Palabra de Dios: «Engañoso es el corazón sobre todas las cosas, y perverso.» Debemos caer ante el Señor pidiendo con desesperado anhelo que El nos libre de la niebla espiritual que nos rodea por todos lados.
Tenemos que cesar de culpar a Dios o a la gente que nos rodea por nuestra, condición espiritual.- Tenemos que hacer frente a ella firmemente, dándonos cuenta de que si, somos creyentes en Jesucristo y poseedores de su Espíritu Santo, estamos sin excusa por no vivir una vida cristiana dinámica y revolucionaria.- Somos llevados muy fácilmente a pensar que la señal de un revolucionario por Jesucristo significa siempre alguna clase de obra cristiana, testimonio o actividad. Esto es una de las astutas trampas
del diablo; porque la primera y más importante esfera de la verdadera revolución espiritual está dentro de nuestros propios corazones.- Debemos permitir a Dios hacerse tan real a nuestras vidas que seamos transformados, como individuos, a la semejanza de Cristo.- Una revolución personal, diaria, en el terreno espiritual, es la más grande necesidad de la hora en que vivimos. Solamente esto puede conducirnos a la grandiosa realidad de una revolución espiritual en el mundo entero.-
Para muchos de nosotros la revolución consiste en entrar en el ministerio, o partir para el campo misionero, o cualquier otra forma del servicio cristiano; sin dar suficiente atención a nuestra propia vida espiritual y a nuestras relaciones con Dios.- Estamos, en peligro de que nuestra actividad vaya más allá de nuestra experiencia con Dios.- Como dice cierto autor: «Estamos especializándonos hoy en día en producir conmoción, más que la devoción.» Que Dios nos libre de esto y nos conduzca a una clase de cristianismo que resista la prueba del tiempo y los asaltos de las fuerzas infernales.
Permitidme indicaros algunas de las esferas en las cuales debe tener lugar esta revolución. Estoy absolutamente convencido de que aquellos que quieran seguir estas exhortaciones y sugerencias prácticas descubrirán que son válidas; que son exactamente como dice el Nuevo Testamento.- Que son «efectivas», porque el cristianismo es efectivo.- Son principios bíblicos básicos que Jesucristo y los apóstoles enfatizaron repetidamente a aquellos que querían ser discípulos y seguidores de Jesús.-
1.- Una revolución en nuestra vida de oración.- Uno de los más desalentadores fenómenos que tiene la iglesia en el día de hoy es la falta de oración, tanto privada como en grupo.- Es increíble cuán poca oración hay por lo general en las iglesias evangélicas.- Cuando se anuncian reuniones de oración, asiste muy poca gente.- Noches de oración, reuniones de oración en casas particulares, días de oración y ayuno, que tuvieron un lugar tan importante en la Iglesia Primitiva, son hoy día nada mas que reliquias históricas del cristianismo.- En nuestra Era la gente la gente está demasiado ocupada para orar.- La Iglesia ha buscado toda clase de sustitutos para la oración a fin de cumplir la tarea que le fue ordenada y que solo puede cumplir con oración.-
Si tomamos seriamente el ser verdaderos revolucionarios espirituales debemos decidirnos a aprender a orar.- Hay buenos libros sobre este tema que pueden ayudarnos. mucho; pero no pueden sustituir el hincamos de rodillas y ponernos a orar.- Samuel Chadwick dijo: «La principal preocupación del diablo es impedir que los santos oren.- Nada teme de los estudios bíblicos, ni del evangelismo práctico, sin la oración. Se burla de nuestros trabajos; se ríe de nuestros esfuerzos y de nuestra sabiduría, pero tiembla cuando oramos.»
La adoración debería ser la cumbre de nuestra vida de oración. Debemos dedicar un tiempo definido cada día para ascender a la cima de las realidades espirituales por la adoración, la alabanza y las acciones de gracias.- El rey David decía: «Alabaré yo el nombre de Dios con cántico, le exaltaré con alabanza.- Y agradará a Jehová más que sacrificio de buey o becerro que tiene cuernos y pezuñas» (Salmo 69:30-31).-
No hay nada más importante en nuestra vida cristiana que la realidad de la adoración. Esto demanda una revolución espiritual en el hombre interior, el sabor de lo cual parece que pocas personas del siglo XX han experimentado.- No se aprenderá esto en un año, o en dos, ni en diez o veinte; requiere la vida entera.- Sin embargo, puesto que es el más alto llamamiento del cristiano, vale la pena cualquier número de años, de atención o de esfuerzo para aprender la realidad de la adoración diaria.- Nada hay más importante que esto en la revolución espiritual.-
Debemos hacer todo lo posible para poner aparte algún tiempo para adoración, súplicas y alabanzas.- Hay un sentido en el cual podemos orar sin cesar y ofrecer oración y alabanza a Dios en cualquier momento del día; sin embargo, hay también la necesidad de retirarse aparte y estar a solas con El.- Pocos cristianos parecen conocer lo que es un tiempo de quietud con oración, alabanza y saboreo de la Palabra de Dios.- Toda la Iglesia y la Causa de Jesucristo por todo el mundo está sufriendo a causa de ello.- Si la lectura de este libro nos llevara tan sólo a la determinación de dedicar cada día un tiempo designado a la oración, alabanza y lectura de su Palabra, valdría bien la pena. Mediante ello llegaríamos a ver muchos otros principios de revolución espiritual que nos conducirían de victoria en victoria.- Sobre todo si lo hacemos con fe.-
2.- Una revolución en nuestro estudio bíblico.- Debemos venir a ser, a toda costa, hombres y mujeres del Libro.- D. L. Moody declaró: «O bien el pecado nos apartará de este Libro, o este Libro nos apartará del .pecado.» He encontrado que la gran mayoría de cristianos tienen mentes perezosas y rehúsan, por tanto, memorizar y meditar la Palabra de Dios.- ¡Qué contraste con los mahometanos que salen, por millares de sus universidades conociendo todo el Corán de memoria! Sin embargo, los  
cristianos en cristianos encuentran difícil aprender de memoria siquiera un capítulo de la Biblia.- Los actores y actrices de teatro memorizan millares de líneas para recibir los aplausos de los hombres y el correspondiente dinero; pero los cristianos parcen carecer del más pequeño motivo para aprender de memoria y recrearse en la lectura de la preciosa Palabra de Dios.- A causa de esto tenemos las iglesias llenas de enanos espirituales, después de diez, veinte o más años de vida cristiana.- En algunas ocasiones estos enanos espirituales son elegidos como líderes.- Entonces no es extraño que la iglesia evangélica parezca hallarse falta de la realidad espiritual que brota de las páginas del Nuevo Testamento.- Sin embargo, si alguien habla de ello, es considerado, generalmente, como un fanático, un extremista o un entrometido.-
Por otra parte, he encontrado un creciente número de creyentes en todo el mundo que están cansados de comer tan sólo migajas espirituales y que de verdad desean profundizar en la Palabra de Dios de un modo revolucionario.- Lo importante, empero, no es tanto profundizar nosotros en la Palabra de Dios, como que la Palabra de Dios entre profundamente en nosotros.- Esto significa que debemos entregarnos a algo más que a una lectura bíblica.- Debemos meditar profundamente la Palabra de Dios, como nos exhorta el salmista en el Salmo 119:9,11.-
Debemos decidir ser honestos y sin perjuicios tanto como sea posible.- Al llevar a la práctica nuestro estudio bíblico, no debemos venir a la Palabra de Dios con nuestros puntos de vista favoritos y estudiar la Biblia a fin de probar nuestra opinión. Debemos venir a las Escrituras con humildad y tratar de obedecer todos y cada uno de los versículos, en todo lo que nos concierne, ayudados por el poder del Espíritu Santo.- Un gran evangelista dijo: «Los cristianos hemos tomado la Palabra de Dios como espada del Espíritu; pero la hemos usado para golpearnos el uno al otro en vez de marchar juntos en una gran ofensiva por amor a Cristo.» Cuánto más fácil es adoptar
simplemente algunos textos para apoyar nuestras doctrinas favoritas, y pasar el resto de nuestras vidas defendiéndolas que continuar recibiendo día tras día todo el consejo de Dios, el cual puede hacernos equilibrados en doctrina y revolucionarios espirituales para Jesucristo.-
No solamente debemos estar decididos a obedecer aquellos versículos que nos gustan o que nos parecen más importantes, sino que debemos estar prontos a obedecer
versículos que a veces nos chocan en el sentido contrario.- No debemos tan sólo aceptar aquellos textos que nos hablan de bendiciones, sino que debemos estar dispuestos
a practicar aquellos que hablan de sufrimiento y abnegación.- En lra. Juan 3:16 leemos: «En esto conocemos el amor de Dios, porque El puso su vida por nosotros...».- Aquí se detienen muchos cristianos evangélicos en vez de continuar leyendo, dispuestos a obedecer al resto del versículo, que dice: «Por tanto, nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.» El siguiente versícu1o es todavía más desagradable para la mayoría de los evangélicos que por mucho tiempo han sobrenfatizado las bendiciones de la Palabra de Dios y olvidado las responsabilidades.- En el versículo 17 leemos: «Pero si alguno de vosotros tiene bienes de este mundo y viendo a su hermano padecer necesidad le cerrare sus entrañas, ¿cómo está el amor de Dios en él?»
El siguiente versículo nos lleva aún más adelante, ya que nos exhorta, como hijitos, a amarnos; no solamente de palabra, sino de obra y en verdad. Esto es revolución.-
3. Una revolución de disciplina.-  Para muchos de nosotros la palabra disciplina resulta muy desagradable.- Sin embargo, si estudiamos la historia de la iglesia veremos que las personas poco disciplinadas no han hecho mucho para Cristo.- La razón básica porque tenemos tanta dificultad en aceptar la disciplina es porque nos faltan altos motivos para nuestras actividades.- Podernos tratar de asumir una falsa disciplina, pero nunca significará una respuesta genuina que nos constriñe.-
Se ha dicho con razón que no hay sustituto para la disciplina al modo antiguo, y la disciplina es por supuesto, la mejor expresión de nuestra devoción y sumisión a Cristo y su Palabra.- Cristo mismo dijo: «Si me amáis, guardad mis mandamientos.» Y en otro lugar: «Si permaneciereis en mis palabras seréis verdaderamente mis discípulos.»
Si el apóstol Pablo tenía que decir en 1ra. Corintios 9:26-27: «Así que yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre; no sea que habiendo predicado a otros yo mismo venga a ser reprobado.» ¿No debiéramos nosotros, mucho más hacer nuestra semejante declaración? Ciertamente, vemos en el apóstol Pablo un hombre que conocía la disciplina y, por tanto, era un verdadero revolucionario por Jesucristo.- Pablo sabía lo que era vivir de acuerdo con la Palabra, y sabía lo que tenía que hacer, sin tratar de hacer lo que le diera la gana o lo que el diablo quisiera que hiciera.-
Es esencial comprender que la verdadera disciplina sólo es posible en virtud de las promesas de Dios.- Tenemos que darnos cuenta de que las promesas de Djos están respaldadas y garantizadas por todo lo que Dios mismo es.- Nosotros nos sentimos incapaces de guardar tal o cual mandamiento suyo, o someternos a tal o cual forma de autodisciplina, hasta que descubrimos de nuevo promesas tales como: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13). Para toda batalla y dificultad en la vida hay una garantía de la gracia y suficiencia de Dios, si nosotros tan sólo nos tomamos la molestia de esforzarnos a reclamarla.
Hay una idea completamente falsa de que la vida cristiana vital es algo sin esfuerzo, una carrera gozosa y automática que empieza con una crisis particular o, simplemente, cuando hemos aprendido una particular teoría de la santificación.
Pero la verdad es que por cada versículo de la Biblia que habla de reposo, confianza, esperar en El ó permitirle a El obrar por nosotros, hay, no lejos, otro versículo que habla de lucha, batalla, guerra, obediencia y de la necesidad de presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo, para hacer la voluntad de Dios. No debemos poner estas dos filosofías, aparentemente opuestas, la una en contra de la otra, del mismo modo que no podemos. poner a Josué contra Caleb simplemente porque usaron un vocabulario totalmente diferente para amonestar al pueblo a entrar a la Tierra Prometida. El revolucionario espiritual es el hombre que ha aprendido el equilibrio entre lo que Dios hace y lo que el creyente debe cumplir, con la fortaleza de Dios y la obra interna del Espíritu Santo.- No importa cuánta crisis hayáis experimentado, o en qué medida creáis en un determinado principio espiritual; nunca iréis muy lejos, a menos que estéis dispuestos a negaros a vosotros mismos, tomar vuestra cruz y entrar con
paso decidido en el camino de la acción y la disciplina.
Por ejemplo: Mañana muy de mañana estáis en la cama y oráis que el Señor os levante de la cama. Pronunciad cualquier fórmula que queráis, incluyendo la gran frase: «No yo, sino Cristo; pero descubriréis que, a menos que hagáis alguna acción de vuestra parte, permaneceréis en la cama el resto de la mañana.- La verdad es que a cada momento del día tenemos que hacer frente a decisiones.- A menos que conozcamos la disciplina controlada por el Espíritu, seremos un fracaso en nuestra vida cristiana. La disciplina que necesitamos mas que todo, es cuando pecamos o fallamos, pues para tales casos se nos manda arrepentirnos inmediatamente y acudir a la cruz, donde hay perdón y gracia para pecadores y fracasados.- Muchos cristianos han quedado deprimidos durante meses, simplemente porque nunca aprendieron la disciplina del arrepentimiento y la realidad que tiene lugar viniendo al pie de la cruz. Jesús no «sintió deseos de ir a la cruz», sino que fue porque nos amó y se sometió a la voluntad de Dios.- Algunas veces, puede que nosotros no sintamos que debemos acudir con arrepentimiento a la cruz, pero a causa de nuestro amor a Cristo iremos.- Allí encontramos perdón total, sin el cual la verdadera disciplina es imposible.-
4.- Una revolución de amor.-  Jesucristo mismo dijo que la gente conocería que los cristianos son discípulos suyos por medio del amor los unos para con los otros.- La mayor falta de la cristiandad evangélica, y del cristianismo en general, ha sido el que a menudo los cristianos han fallado en cuanto a esta clase de amor. Añadiré que una de las cosas que más me han impresionado en favor de la realidad de la fe cristiana, tal como es enseñada en el Nuevo Testamento, es que he visto este amor practicado por ciertos individuos.- Puede que sean una minoría los hay.- Ellos son evidencias vivas y uno de los motivos más grandes de inspiración para todos nosotros.- Es maravilloso ver lo que el Señor Jesucristo puede hacer en una vida perdida y falta de amor cuando viene en contacto con el verdadero amor cristiano.- Por todas partes del mundo y en todos los países he visto el poder de esta revolución de amor que el Señor Jesucristo empezó.. Si tan solamente un mayor número de nosotros tomara este asunto en serio y comunicara al mundo las llamas de este amor, creo que veríamos una revolución espiritual en todo el mundo en nuestra generación.- Con esto no quiero decir necesariamente que grandes masas de pueblo, o países enteros, se entregarán a Cristo, sino más bien que individuos de todos los países empezarán a vivir según los principios dinámicos y revolucionarios del Nuevo Testamento, especialmente este principio cardinal del amor a Dios y al prójimo.
Pero a menos que declaremos una revolución, en las esferas antes citadas nunca veremos una revolución en la esfera del amor.- Es solamente cuando conseguimos conocer a Dios en un sentido más profundo, y permitimos a Cristo obrar en nosotros, que empezaremos a demostrar esta clase de amor revolucionario.- Lo que se necesita no es otro libro sobre este asunto, ni otro sermón, a pesar de que es algo digno de ser predicado.- Ha llegado el tiempo en que nuestra sola esperanza está en individuos que se determinen de todo corazón a vivir por el poder y suficiencia de Cristo, según este principio revolucionario. Esto les traerá quebrantamiento, arrepentimiento y una constante apropiación de la gracia de Dios.- Es innecesario decir que esto es posible, por difícil que sea.-
No hay nada que impida más el cristianismo revolucionario que los sentimientos opuestos al amor, tales como: la envidia, el odio, el rencor y los celos.- Demasiados cristianos tienen una mutua tolerancia los unos por los otros, más bien que un ferviente amor. Una cosa es un apretón de manos de mutua tolerancia, el domingo por la mañana, a cualquier hermano o hermana en Cristo, y otra, totalmente diferente, el mantener un ferviente amor mutuo que nos una en una fraternidad revolucionaria y dinámica.- Somos inclinados a pensar que el amor es un sentimiento emocional, más que una realidad dinámica que resulta de nuestro andar en obediencia y comunión con Cristo.-
No hay ninguna duda para mi de que uno de los medios con que los cristianos hacemos un impacto en el mundo de nuestros días es cuando los no cristianos ven gente de razas, ambientes, iglesias y temperamentos diferentes trabajando en amor y armonía por Jesús, nuestro Rey y Señor.- La Biblia dice: «el amor echa fuera el temor», y nosotros poder añadir que el amor echa fuera de nuestros corazones el temor a la gente que no conocemos, que son de diferente raza, país o iglesia.- Debemos romper con los prejuicios en que hemos sido envueltos en nuestra infancia espiritual, y empezar a trabajar y vivir unidos con todo el pueblo de Dios.- Debemos poner al lado los principios secundarios de nuestra particular profesión cristiana y unirnos bajo la bandera del amor y de las doctrinas y principios cardinales del Cristianismo novo-testamentario.- El sutil orgullo que nos causa pensar que «nuestro grupo», «nuestra iglesia», «nuestra denominación» es mejor que las otras, ha de ser derribado y sustituido por el amor que ama a nuestro hermano más qué a nosotros mismos y nos hace comprender que sin amor no somos nada.- Si alguno de nosotros ha recibido más luz, por la gracia de Dios, que algún otro hermano o hermana perteneciente a algún otro grupo de cristianos, esto sólo ha de hacernos más humildes y obedientes, pues nuestro supuesto privilegio implica el deber de ser más consagrados.-
Podría escribirse todo un libro acerca de esta verdad, pero es mejor para nosotros estudiar simplemente el Nuevo Testamento aprendiendo de memoria y meditando un centenar o más de versículos que hablan acerca de esta gran revolución de amor.- Y entonces, en obediencia a Cristo y por el poder de su Santo Espíritu, debemos salir y amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos.- Cada vez que fallamos o pecamos en esta esfera, Dios nos perdonará, pero nunca debemos olvidar que esto es el principio básico de la vida y de la revolución cristiana.- Sin El no hay realidad efectiva.
5.- Una revolución de honradez.-  La honradez espiritual es una de las mayores necesidades de esta hora.- Por demasiado tiempo, nosotros, los evangélicos, hemos ido por el mundo con una máscara religiosa, pretendiendo ser una cosa y viviendo de un modo totalmente diferente.- Peor aún: nos hemos engañado a nosotros mismos; y nos hallamos tan acostumbrados a pretender lo que no somos, que difícilmente podemos apreciar lo que es la realidad del Cristianismo.- ¿Podéis imaginaros qué revolución espiritual se experimentaría en nuestras iglesias si simplemente practicáramos un poco más lo que cantamos? Por ejemplo, si fuésemos honrados acerca del gran himno: «Firmes y adelante, huestes de la fe.» Ante la realidad de lo que se practica podríamos re-escribir el himno y cantarlo de esta manera:
Atrás soldados cristianos huyendo de la batalla
Con la cruz de Cristo, casi fuera de nuestra vista.
Cristo, nuestro fiel Señor, está contra el enemigo,
Pero adelante a la batalla nosotros no queremos ir.

Como poderosa tortuga, se mueve la iglesia de Dios;
Los hermanos se están pisando los talones unos a otros.-
Estamos muy divididos.- Somos muchos cuerpos.-
Teniendo diferentes doctrinas y poca caridad.-

Tronos y coronas pueden perecer,
De Jesús la Iglesia, oculta se queda.-
Las puertas del infierno no deberían permanecer contra ella,
Tenemos la promesa de Cristo,
Pero pocos confiamos en su certeza.-

Sentémonos aquí y unámonos en un canto inútil,
Juntemos nuestras voces y entonemos una débil canción:
Bendiciones, vida fácil y confort, pedimos a Cristo el Rey;
Pues nuestro moderno pensar,
Nos ha quitado las ganas de luchar.-

Estas palabras parecerán duras a algunos, pero si queréis algo más duro y más fuerte no tenéis sino que volver a las páginas del Nuevo Testamento, por ejemplo en Apocalipsis 3:12-17: «Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojala fueras frío o caliente, pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca! Porque tú dices: yo soy rico y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.» 
Tenemos que declarar la guerra a esta clase de engaño espiritual que se describe en estos versículos. Al hacer esto tenemos que tomar la determinación de ser honrados espiritualmente.- 
Tenemos que vernos tal cual somos y permitir a Dios empezar a traer cambios revolucionarios a toda costa.- Muchos entre nosotros están tratando de vivir en un nivel espiritual particular, cuando de hecho sabemos que no estamos cerca de El.-
Esto nos induce a toda clase de fingimientos, confusión y frustración, y alguna vez hasta a una depresión nerviosa.- Desgraciadamente, a veces, la persona más preocupada y más ansiosa de mejorar su vida espiritual termina con los mayores problemas mentales. He aquí por qué debemos de nuevo recomendar la importancia del equilibrio.- El diablo está siempre tratando de lanzarnos de un extremo al otro. La necesidad de esta hora no es de extremistas espirituales, sino de revolucionarios espirituales. Estos son los que conocen y practican en realidad el equilibrio espiritual.- El revolucionario espiritual reconoce que, según Efesios 1:6, él es ya acepto en el Amado y, por tanto, cesa de desesperarse para ser santo, o de creer que tiene que obtener méritos mediante sus actividades espirituales.- Queriendo admitir que es un pecador y haciendo frente a sus fracasos, sabe que Dios le ama todavía y le acepta como un fracasado y como un pecador.-
Algunas veces los líderes cristianos caen en esta trampa más pronto que el común de los creyentes. Los cristianos son culpables de haberse forjado héroes espirituales, atribuyendo gran reputación a ciertos hombres.- Estos son a su vez empujados a la irrealidad, tratando de mantener aquella reputación y a veces terminan siendo apostatas o neuróticos.- Nada impide tanto la dirección acertada como buscar el honor y la alabanza de los hombres.

Una de las razones porque tantos jóvenes cristianos están desilusionados de la iglesia, y a veces de sus mismos padres, no es tanto porque hayan visto fracasos como por haber sido testigos de fingimiento y pretensión espiritual. Cualquier joven normal comprende, que sus padres no son perfectos, pero queda extremadamente confuso cuando ve en ellos continua evidencia de inconsistencia e hipocresía espiritual. La «doble vida» repele a la mayoría de los jóvenes más que ninguna otra cosa.- A veces llegan a aborrecerlo tanto que prefieren ser un hippy sin hogar, entregado a las drogas, que un pretendido evangélico de dos caras.- Tales jóvenes prefieren conversar y ser amigos de un escéptico honesto, que continuar viviendo dentro de la sombra de la dicotomía evangélica.- Solamente una vida cristiana revolucionaria, dinámica, amante y honesta puede atraer a estas hordas de jóvenes rebeldes a las filas de la Iglesia.- Esto traería, sin duda, una revolución, y si tú eres, lector, uno de estos rebeldes, te emplazo a seguir a Cristo y empezar a vivir en este espíritu revolucionario
6.- Una revolución de testimonio.- Cuando la revolución espiritual tiene lugar en las esferas que acabamos de citar, espontáneamente pasará a ser una revolución de testimonio.- La mitad del mundo permanece todavía en las tinieblas en lo que se refiere al conocimiento de Jesucristo.- A pesar de que los evangélicos se han especializado a través de los años, en objetivos secundarios, han fallado, en gran parte, en cuanto a dar el evangelio a las masas; no solamente en las partes más extremas de la tierra sino, a menudo, en los países vecinos.- Cuando hemos ido adelante ha sido con el mismo tipo de cristianismo degenerado y no revolucionario.- Alguien dijo: «La idea popular de que la primera obligación de la Iglesia es proclamar el Evangelio a las partes más remota de la tierra, es falsa.- Nuestra primera obligación es ser espiritualmente dignos de proclamarlo... Proclamar una clase de cristianismo degenerado a países paganos no es cumplir el mandato del Señor.»
¿Por qué somos tan remisos en escuchar a los profetas del siglo XX, tales como A. W. Tozer, quien desde el púlpito y por sus libros ha dicho grandes verdades a la Iglesia? Si empezáramos a poner en práctica los principios que él ha proclamado en sus libros (salvo que todo humano está expuesto a error), pronto veríamos una revolución espiritual en los cristianos.- Esto resultaría, a su vez, en un testimonio a, gran escala, en  todas las formas, y en un gran ingreso de gente a la Iglesia de Jesucristo.- Ya seas calvinista o arminiano, o cualquier otra cosa, encontrarás en la historia de tu Iglesia personas que creyeron lo mismo que tú, pero cuyas vidas eran, diez veces más poderosas en cuanto a testificar de Jesucristo.- Yo quisiera hoy día invitar a juntarse conmigo a cuantos Jorge Whitefields o Juan Wesleys fuera posible, a pesar de sus diferencias teológicas.- El hecho de saber que hubo millares de cristianos a través de los siglos que tuvieron diferencias teológicas y diversos puntos de vista, y sin embargo fueron capaces de vivir la misma clase de cristianismo dinámico y revolucionario, debería bastarnos para deponer nuestras armas de juguete para luchas doctrinales y empezar a trabajar unidos en el evangelismo mundial y la revolución espiritual.- ¡Necesitamos comprender que o bien nos movilizamos para evangelizar al mundo, o vamos a quedar fosilizados y degenerados!
Los «Testigos de Jehová», con todas sus falsas doctrinas, se alaban de estar movilizados en un noventa por ciento. Esto significa que el noventa por ciento de sus miembros se dedican a la visitación y el testimonio.- ¿Qué podemos decir de nuestras congregaciones evangélicas acerca de su movilización? ¿Cuánta gente en nuestras congregaciones y entre nuestros amigos evangélicos están activamente empeñados en alguna forma de testimonio para Jesucristo? En algunos lugares parece que la única persona que sabe ganar a otros para Cristo es el pastor, y quizá algunos otros, muy pocos, en la Iglesia. Pero el Nuevo Testamento enseña claramente que todos y cada uno de los creyentes en Cristo es un testigo.- Puede que no todos sean aptos para predicar; pero nadie que conoce a Cristo puede ser totalmente incapaz de dar testimonio, de alguna forma. El hecho de que tanta gente haya venido a Jesucristo solamente por haber hallado y leído un tratado evangélico, debería mostrarnos que nadie necesita llegar al cielo sin encontrar allí, por lo menos, una persona como resultado de su testimonio.-
Estamos en peligro de ser un ejercito sin infantería.- Hay muchos medios de evangelizar; unos mejores que otros.- Y aun cuando algunos piensan que están practicando de la mejor estrategia, toda la enseñanza de la Escritura, fallan, esto es porque los cristianos deben ser testigos en vida y en palabra.- Mucho más que una gran campaña de predicación por medios modernos, el verdadero testimonio es la manifestación espontanea de la vida de Cristo en los creyentes.- Cristo está en nosotros y quiere que nosotros hablemos por El… A cambio de ello nos ha prometido su presencia su poder y sus palabras.- Por esto diré que la falta de conocimiento de la Palabra de Dios es un gran impedimento sin embargo, es mejor tener unos pocos versículos en la memoria y utilizarlos que tener centenares solamente leídos.
Si Dios pudo usar una burra en el Antiguo Testamento para dar su palabra, mucho más puede usarte a ti.- Cesemos de mirar a nuestros fracasos, timidez, falta de altura, temor o cualquier otra cosa y empecemos creyendo al Dios de los imposibles, que se ha especializado en usar vasos débiles a través de toda la Historia.- No hay un simple cristiano, lector de este libro, que no pueda, si realmente lo quiere, venir a ser un testigo de Cristo eficaz, un verdadero revolucionario por Jesús.-
Al concluir, tengo sólo dos peticiones que haceros.- La primera y la más importante: Que os unáis conmigo en arrepentimiento a los pies de la cruz y oréis a Dios que traiga a vuestras propias vidas y a las vidas de otros cristianos la clase de revolución de que aquí hemos hablado.- Tomemos juntos el lugar de pecador, reconociendo nuestros fallos y creyendo que Dios puede traer grandes y dinámicos cambios en los días futuros.- Decidamos hacer esto cada día.-
En segundo lugar, os pido tomar unos pocos minutos para escribirme. Enviad vuestra carta, por medio de los editores de este libro, expresando lo que habéis sentido al leerlo.- Este podría ser quizá vuestro primer acto de disciplina resultante de tal lectura.- No me molesta recibir demasiadas cartas.- Tengo un gran deseo de orar por todos los que verdaderamente desean una revolución espiritual en su corazón y en su vida.- No espero que un gran número responda a esta clase de llamamiento, pero deseo tener comunión con aquellos que sientan tal anhelo, aun cuando sea en forma limitada.- Aquellos que deseamos una revolución espiritual en el siglo XX debemos unirnos, tanto como sea posible, y trabajar juntos para este objetivo. Dios está a nuestro lado; y si El es por nosotros, ¿quién contra nosotros?


AMEN.-




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